¿Tienes «azúcar» o tienes diabetes?

“Sólo tengo el azúcar un poco alto”. Esa inocente frase es de las más utilizadas por las personas con diabetes (tipo 2, que es la que plantea estos problemas). Esas personas a las que -si les preguntas- te juran y perjuran que NO tienen diabetes. Que sólo «tienen un poco de azúcar». ¿Qué es eso de que sólo tengo un poco de azúcar? ¿Y por qué no le dan ninguna importancia y, en consecuencia, no toman las medidas adecuadas? Pues en mi opinión porque esa persona:

1. No es consciente de los riesgos de su enfermedad por falta de información, educación o por desinterés propio.

2. No sabe que tiene diabetes porque el médico no le ha dado ese diagnóstico.

 

1. No le da la importancia adecuada a su enfermedad

En el caso número 1, el médico de atención primaria le ha diagnosticado diabetes, pero en muchos casos tan sólo le ha dado un diagnóstico y unas escuetas pautas con las que el paciente difícilmente puede ser adherente al tratamiento, porque le falta mucha información o una adecuada educación diabetológica. A veces no se da educación al paciente porque no se dispone de medios. Otras veces porque no son demasiado expertos en diabetes. También por falta de ganas o pensando -erróneamente- que «con unas pastillas y andar a diario» es suficiente. O finalmente, porque el paciente no quiere seguir esas pautas ya que no lo considera necesario y no da importancia a su enfermedad. Creo recordar que se manejaba la cifra del 90% como el porcentaje de diabéticos tipo 2 que no reciben educación diabetológica de ninguna clase. Eso es grave, porque los tipo 2 son los que mayoritariamente, proporcionan las cifras negras de la diabetes, y generan esos enormes gastos sanitarios al sistema. Educar adecuadamente a esos pacientes y concienciarles de lo que supone una diabetes es básico para mejorar su calidad de vida, el control de su enfermedad, su adherencia, y por extensión, para prevenir ese gasto desmedido de una enfermedad que afecta a alrededor del 14% de la población adulta y que está empezando a extenderse (la tipo2) entre la población infantil debido a unos incorrectos hábitos de vida y alimenticios (¡¡un 26% de los niños tiene sobrepeso!!).

 

2. Ni siquiera sabe que tiene diabetes

Y si pasamos al caso número 2, en el que el médico de Atención Primaria cree -de manera absolutamente equivocada- que por alguna razón, es mejor que el paciente no sepa que tiene diabetes, y que dándole cuatro pautas de hábitos de vida, su salud mejorará y será suficiente. Ese es un gravísimo error que no debe seguir produciéndose. Un paciente tiene todo el derecho a conocer su diagnóstico, ya sea él o un familiar cercano (si el paciente no está en condiciones de asimilarlo), ya que sólo conociendo el diagnóstico y el alcance de su enfermedad, podrá seguir su tratamiento y controlar mejor su enfermedad… si él quiere. Porque es responsabilidad del paciente seguir o no seguir las recomendaciones de su médico, pero responsabilidad del médico dar un correcto diagnóstico.

terrones

Tener el azúcar alto de manera constatada y regular -tras haber seguido el protocolo oportuno- es tener diabetes. Y no hay otra manera de llamarlo. Quizá no quieras decir que tienes diabetes porque, sencillamente, no sabes qué demonios es la diabetes. Quizá no quieras decir que tienes diabetes porque te han dicho que “sólo” con pastillas y cuidando un poco lo que comes es suficiente. Quizá no quieras decir que tienes diabetes porque tu médico de atención primaria ni siquiera te ha diagnosticado oficialmente tu enfermedad. Hay muchos “quizá”, pero tan sólo una certeza. La de que casi el 50% de las personas con diabetes desconocen que la tienen. Y que los costes directos de la diabetes representan el 8,2% del gasto sanitario total en España. Un gasto inasumible, que va en aumento, y que podemos recortar sensiblemente si hacemos las cosas bien. Todos: médicos y pacientes.

Y en cuanto a los pacientes pasotas, rebeldes, ignorantes, que cierran sus ojos ante la evidencia y prefieren no saber más, ¿qué se supone que debemos o podemos hacer ante este aparente menosprecio que se hace de la enfermedad? concienciar, concienciar y concienciar. La Administración Sanitaria tiene el deber y la obligación de poner en marcha todos los mecanismos que estén a su alcance para que la diabetes sea, en primer lugar, algo de lo que todos sus afectados (sin excepción) conozcan su condición. Y en segundo lugar, inyectar en el paciente diabético -como si fuera insulina- la conciencia de que aunque la diabetes no duela, mata. Y que es una enfermedad controlable si seguimos un correcto tratamiento y una implicación o adherencia adecuada como pacientes. Y ahí aparece la importantísima educación diabetológica, una asignatura pendiente en la que hasta ahora el sistema sanitario suspende estrepitosamente si nos referimos a los pacientes de diabetes tipo 2, la mayoritaria. Debemos universalizar una educación adecuada para el diabético tipo 2, y desde las asociaciones de pacientes estamos absolutamente entregados a esa tarea desde hace ya muchos años. Y estamos asimismo absolutamente dispuestos a colaborar en la medida de nuestras posibilidades con la administración sanitaria para conseguir que esa educación diabetológica y esa implicación del paciente con su enfermedad sea universal y alcance al 100% de los afectados.

Para terminar, os dejo con un vídeo que hice para un concurso de cortos organizado por Novartis, en el que reflejo todo este problema que hoy comento. Uno de los grandes mitos de la diabetes tipo 2: la escasa importancia que se le da a la enfermedad. Porque tener el azúcar alto es mucho más peligroso de lo que imaginas…