Un espectroscopio de alimentos de bolsillo

Cuando alguien empieza con diabetes, todo es cuesta arriba. O así lo parece. Y es lógico. Pero con el paso del tiempo (y sobre todo con educación y formación) uno va derribando barreras que al principio veía insalvables. Sin embargo, los años van permitiendo identificar ciertas complicaciones; esas cuestiones que a pesar de todo, siguen siendo un pequeño (o grande) quebradero de cabeza, una dificultad, un reto (a veces insalvable). O como mínimo, una labor que sigue en el apartado de «pendientes». Creo que la mayoría coincidiremos en que uno de los condicionantes más complicados de gestionar por parte de las personas con diabetes es el cálculo de hidratos de carbono de los alimentos. Conocer la cantidad exacta es clave para el ajuste de nuestra dieta y aún más -en el caso de las personas con diabetes tipo 1- para calcular la cantidad de insulina necesaria para esa comida. De ese cálculo depende en gran medida cómo estará la glucemia durante las horas posteriores. Algo importante de lo que ya he hablado en esta entrada «Tecnología para contar HC» o en esta entrada sobre el proyecto Go-Carb. Cualquier ayuda es buena para mejorar lo que yo denomino El Proceso de la diabetes. Pero a pesar de lo que dicen algunos estudios que afirman que pequeñas variaciones en las estimaciones no suponen gran variabilidad glucémica posterior, curiosamente la experiencia acaba demostrándote lo contrario: incluso pequeños fallos en los cálculos consiguen que la glucemia posterior pueda ser realmente mala. A quién no le ha pasado que en una comida se ha puesto tan sólo una unidad de menos de insulina, y la glucemia post-prandial resultante es espantosa. Y llegado ese punto, no se arregla poniendo esa unidad olvidada, sino que hay que ponerse un bolo mayor. Por tanto, la diabetes exige al paciente que afine al máximo en este siempre difícil cálculo. A veces quisiéramos ser científicos dotados de un laboratorio portátil que nos permitiera analizar con exactitud científica la composición de todos los alimentos que tomamos. Imagina que puedes tener tu propio espectroscopio de alimentos de bolsillo. ¿Qué es eso? Vayamos por partes…

Tablas de alimentos

Saber cuántos hidratos de carbono tiene un alimento no es tarea fácil. Existen muchas guías que intentan compendiar todos los alimentos y ofrecernos su información nutricional. En los últimos años también se han creado diversas apps para el smartphone que buscan ayudar a las personas a la hora de calcular los hidratos de carbono de un alimento. Todos tenemos en casa folletos o guías en papel con listados de alimentos. También conocemos webs de entidades fiables que ofrecen listados de alimentos con sus correspondientes cantidades de carbohidratos. Muchos incluso llevamos siempre con nosotros en el smartphone apps que nos ofrecen un listado de alimentos que -acompañado por fotos- nos ayuda un poco más a la hora de intentar calcular. Pero no hay sistemas exactos. Generalmente estas guías son adustas tablas en las que no hay referencias visuales. O si las hay, suelen echarse en falta platos preparados muy usuales en nuestra dieta y para los que ninguna tabla de materias primas nos ayuda. Y al final, el factor humano y la variabilidad en la elaboración de un plato complican aún más el cálculo. Unas lentejas por ejemplo, pueden variar en la cantidad de HC dependiendo de la cantidad de verdura que incorpore dicha receta. Por otro lado, guiarnos por un listado o por una foto puede llevarnos a un cálculo que marque la diferencia entre una glucemia post-prandial correcta… o hiperglucemia… o hipoglucemia. Conclusión: este es sin duda uno de los condicionantes más difíciles de la diabetes.

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Una tecnología de película

Las películas de ciencia ficción son expertas en mostrarnos inventos útiles y absolutamente envidiables. Más allá del deseado teletransportador de materia (para el que ya llevo ahorrando años), numerosos cachivaches mostrados en las películas nos serían muy útiles en el mundo actual. Y en diabetes, ¿quién no querría un dispositivo que nos permita ser más eficaz en esa difícil estimación de raciones de hidratos de carbono y posterior cálculo de dosis de insulina? La canadiense Isabel Hoffmann ha creado algo que sobre el papel, parece más de ciencia ficción que real. Como suele pasar muchas veces en estos casos, la hija de Hoffmann es intolerante al gluten y en su dia a día, le resultaba complicado averiguar si muchos de los alimentos que comía tenían o no tenían esta proteína. Y se puso manos a la obra para intentar encontrar algo que le facilitara la vida. Y creó TellSpec. Se trata de un espectroscopio de alimentos; un pequeño aparato que permite reconocer los ingredientes y decirnos su reparto de principios inmediatos: proteínas, grasas e hidratos de carbono. Este es un vídeo oficial de la compañía en el que explica los fundamentos de TellSpec:

TellSpec, un espectroscopio de alimentos personal

Este dispositivo escanea el alimento mediante un espectrómetro óptico o espectroscopio. ¿Es alguna tecnología del futuro? Rotundamente no. El espectroscopio se utiliza desde hace años en múltiples áreas, y es un instrumento que sirve para medir las propiedades de la luz en una determinada franja del espectro electromagnético. Simplificándolo mucho (y que me perdonen los expertos en estos temas), consiste en la emisión de luz sobre un alimento para posteriormente medir la luz reflejada. Esa medición de fotones proporciona una «foto» o gráfico que se corresponde con un cierto elemento de la naturaleza. Posteriormente, un software reconoce ese gráfico y lo asocia con el elemento correspondiente.

Un espectroscopio de alimentos de bolsillo para analizar comida: TellSpec
Imagen: TellSpec.

La firma obtenida por un espectroscopio fruto de la luz reflejada es única para cada ingrediente (que no alimento, porque esto detecta sustancias individuales de los alimentos). En el caso de TellSpec, la información en bruto es enviada por bluetooth al smartphone, quien a su vez lo envía a la nube. En la base de datos de TellSpec es filtrado por unos algoritmos de descodificación y posteriormente se asocia con una sustancia concreta. Todas las sustancias reconocidas se devuelven al smartphone y en un gráfico se puede ver lo que TellSpec ha detectado en ese alimento. Este espectroscopio de alimentos constaría entonces de 3 elementos. El dispositivo propiamente dicho (que incorpora el espectómetro), la app (disponible en iOS o Android) y la base de datos en los servidores de TellSpec. Sin ella, no se puede reconocer de qué sustancias consta ese alimento.

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La pregunta del millón

Realmente siempre suele haber no una, sino dos preguntas del millón. La primera es ¿cuándo? y la segunda tan sólo cambia una letra: ¿cuánto?. Hace varios años, TellSpec era un prototipo y la empresa se financió mediante crowdfunding en Indiegogo. Recaudó 386.000$, más dinero del que solicitaba, y ello le permitió trabajar en su novedosa propuesta. A día de hoy, su dispositivo en versión beta ha llegado al fin de su desarrollo y se han fijado Marzo-Abril de 2016 para empezar a vender el aparato de manera comercial en una versión mejorada y depurada. Ahora disponible en llamativos colores y con unas dimensiones realmente reducidas (9x6x2,5 cm.). Interesante, ¿verdad? Faltan tan sólo 4 meses para esa fecha. Y la siguiente pregunta es: ¿cuánto? Pues 399 dólares es su precio inicial (374€ al cambio actual).

TellSpec es un espectroscopio de alimentos de bolsillo
Imagen: TellSpec.

Pero esto tiene algo más de gasto. Por ese precio tú adquieres sólo el dispositivo. Como he comentado más arriba, parte de la magia de este sistema es la interpretación y descodificación de los datos obtenidos por el espectómetro de mano. Y eso se realiza en los servidores de TellSpec mediante una base de datos que se actualiza constantemente. Por tanto, deberás suscribirte a este servicio. Cuando adquieres TellSpec tienes derecho a una suscripción de un año a este servicio. Pero a partir del segundo año, el coste anual de una suscripción es (según afirman en TellSpec) 7,99$ (7,5€) al mes o 69,99$ al año (65€). Unos precios razonables por el servicio que ofrecen (compáralos por ejemplo con el coste mensual del servicio de música online Spotify, que es casi el doble).

¿Pero esto funciona de verdad?

Yo desde luego, no puedo saberlo. Sólo tengo acceso a un par de vídeos y la información que circula en internet. Algunas personas dicen que un Espectroscopio Raman es un dispositivo demasiado caro como para poder venderlo por 400 dólares. Hay personas que se sorprenden por la gran miniaturización conseguida con un aparato que en los laboratorios, tiene un tamaño considerablemente mayor. Otros afirman que uno de los fundamentos de la espectroscopia es poder asociar la «foto» que ha tomado el aparato con unos gráficos de referencia para poder saber así de qué sustancia hablamos. Esto puede explicarse porque realmente nosotros sólo compramos el medidor, no el sistema completo. El resto (la parte de interpretación y análisis) está en la web de TellSpec, en sus algoritmos y en su base de datos. Y otros dicen que un espectroscopio de alimentos sólo puede funcionar con alimentos homogéneos y que podría -y debería- tener problemas con determinados alimentos complejos. Y de eso ciertamente tenemos múltiples ejemplos que sería interesante probar, como una ensaladilla rusa, compuesta por muchos componentes distintos mezclados. O unos burritos mexicanos, con una cubierta de una sustancia y dentro otros muchos ingredientes «ocultos». O unas croquetas. O quizá una simple tarta con varias capas muy distintas entre sí. Dependiendo a dónde enfoques el haz de luz, el resultado puede ser muy distinto. En definitiva, hay bastantes dudas sobre la posible eficacia de este sistema. Pero habría que verlo en unas pruebas intensivas y no controladas para poder demostrar que esto funciona.

Aunque este espectroscopio de alimentos no es nuevo, he querido hablar de él porque está próxima la fecha de lanzamiento, y ciertamente tengo una enorme intriga por saber si funcionará como promete. Personalmente, me parece imposible que TellSpec funcione con el 100% de nuestras comidas, pero habría que ver si funciona en un número de alimentos razonables. Y si entre ellos están algunos de los que una persona con diabetes puede considerar interesantes. Evidentemente, por 400$ no podemos contar con un espectómetro de masas de los que tienen los más prestigiosos laboratorios del mundo, pero quizá hayan conseguido un compromiso razonable entre el número de alimentos que puede leer correctamente y el precio asequible que ofrecen para su producto. De momento, si estás interesado, puedes reservar ya tu TellSpec (enlace externo en inglés) en su web, elegir el color y hacer el pago con Paypal. En 4 meses lo tendrás en casa. Pero si lo compras, me encantaría que me contaras tus impresiones con este aparato sacado de una peli de ciencia ficción.

Para finalizar, como esto es una de esas cosas que gusta más ver que leer, os dejo unos vídeos de TellSpec sobre el funcionamiento de su espectroscopio de alimentos. Y como anécdota, su creadora acudió a la televisión española; concretamente a «El Hormiguero» de Antena 3 (enlace externo). Además, en el canal Youtube de TellsSpec (enlace externo) podrás ver más vídeos de cómo funciona este curioso aparato. Y por supuesto, más información en la web de TellSpec (enlace externo en inglés).

¿Qué te parece el espectroscopio de alimentos TellSpec? ¿Crees que puede funcionar? ¿Te gustaría tener una ayuda así en tu día a día con la diabetes? Déjame tu comentario aquí y comparte esta entrada si te ha resultado interesante.