Review del Dexcom G5

«¿A quién quieres más, a papá o a mamá?». Esta es una pregunta típica que los psicólogos infantiles dicen que jamás se debe hacer a un niño, y que sin embargo es más que frecuente innumerables ocasiones. Y en nuestro mundillo de la diabetes, es frecuente escuchar una pregunta similar a esta y que se me suele formular sobre los tan de moda medidores de glucosa intersticial: «¿Cuál es el mejor, el Guardian, el G5 o el Libre?» Estos son los tres sistemas que actualmente podemos adquirir en España (y digo adquirir porque salvo contadísimas excepciones, no son financiados por nuestro SNS). Y entiendo perfectamente que quien va a gastarse la pasta en un espectacular sistema de este tipo quiera al menos procurarse el mejor. Pero el problema es que «El Mejor» así, con mayúsculas, no existe. Mi consejo repetido hasta la náusea es: el mejor sistema de medición intersticial es el que más se adapta a lo que tú necesitas. A lo que tú necesitas. Y ahí es donde entonces uno se pregunta… vale, ¿y cómo son los 3 sistemas para saber cuál es el que yo necesito? Buena pregunta. Y por ahí debería comenzar todo el mundo. Asegurándose de conocer bien los sistemas antes de decidirse. Yo he tenido la suerte de ir probándolos todos e ir contando puntualmente mis experiencias y opiniones sobre ellos a lo largo de todo este tiempo desde su creación, tanto el FreeStyle Libre como el Guardian Connect o el sistema integrado 640G. Y durante los pasados 3 meses he probado el último que aún no había testado; el Dexcom G5 (enlace externo), la última versión del fabricante norteamericano que en España podemos adquirir a través de su distribuidor Novalab Ibérica (enlace externo), a quienes agradezco la gentileza de prestarme el equipo. A continuación puedes leer mi experiencia con este sistema y sus particularidades. Esta es la review del Dexcom G5…

Pack del sistema Dexcom G5
El sistema G5 prescinde del receptor, por lo que sólo adquieres el transmisor y los sensores.

Dexcom G5, famoso por…

Una de las cualidades en las que la gente se fija más o por las que más pregunta con estos medidores es la de la exactitud, medida por el índice MARD (Diferencia Media Absoluta Relativa), que indica la diferencia media entre las mediciones de un sistema intersticial y las realizadas con un sistema de de referencia de glucemia capilar. Los últimos sistemas en el mercado ofrecen valores que se mueven entre el 11% y el 14%, pero el Dexcom G5 se sitúa por debajo del 10%, pudiendo llegar a un 9% en determinadas circunstancias indicadas en las conclusiones de sus ensayos clínicos. Esto le ha otorgado la posibilidad de ser el único sistema validado oficialmente para tomar decisiones terapéuticas sin tener que cotejar primero el valor intersticial con la glucemia capilar. Una gran prestación que hace salivar a más de uno, que añora el bendito día en el que dejemos de perforarnos los dedos y tan sólo tengamos que valernos de estas nuevas tecnologías de medición continua. Por tanto, diría que una de sus principales cualidades es la de la supuesta exactitud. La siguiente ventaja es la que toca a nuestro bolsillo y que ha hecho famoso a este sistema: la posibilidad de estirar los sensores, reiniciándolos varias veces y por tanto, alargando su vida útil supuestamente mucho más allá de los siete días oficiales. Y por tanto estas dos cualidades eran las que más me interesaba probar. Al margen de eso, su certificación para ser usado en niños a partir de tan sólo dos años es también un gran punto a favor del sistema.

Detalle del sensor del Dexcom G5
Propiedades de fabricación exclusivas de Dexcom hacen que este sea el sensor del mercado que más puede durar, aunque es algo incierto y personal.
[Tweet «Review del #DexcomG5 #diabetESP «]

Exactitud del Dexcom G5

El 9% oficial del que se enorgullecen en Dexcom con su G5 supone varios puntos porcentuales menos que sistemas como el Libre de Abbott o el Enlite de Medtronic (tanto en sus versiones Guardian Connect como en el Sistema Integrado de la 640G). Y eso me permitía suponer a priori que marcaría un plus con respecto a la competencia en ciertos momentos importantes; léase hipo e hiperglucemia, o en momentos que implican dosis de insulina previos a la comida. Pero debo reconocer que en el día a día, los valores obtenidos están absolutamente en línea con los otros sistemas. No he apreciado diferencia alguna, hasta el punto de que no pocos valores me arrojaban diferencias sensiblemente superiores al 9% prometido. Y dejando finalmente la media del Dexcom G5 en línea con sistemas como por ejemplo el FreeStyle Libre, con su 11,4%. Ciertamente, un 3% de diferencia porcentual significan tan sólo 3 mg/dl. en una glucemia de 100 mg/dl. O sea, mi conclusión es que son similares los tres sistemas, y los tres miden bastante bien en general. El 9% no lo he apreciado en el día a día, y para lo que sirve es para saber que sus mediciones te permiten en un momento dado tomar decisiones de insulina sin glucemia capilar de por medio, algo que -sin embargo- sigo sin recomendar. Ni con este ni con ningún otro sistema. Son muchos los momentos del día en los que aunque pensemos que hay cierta estabilidad glucémica (que es cuando mejor miden estos equipos), no la hay, y actuar en base a lo que veamos en pantalla en un medidor continuo puede suponer una dosis de insulina equivocada.

El Dexcom G5 no necesita cotejar con glucemia capilar
Su validación para tomar decisiones terapéuticas sin cotejar con glucemia capilar está perfectamente explicada en su excelente manual.

Durante este tiempo de pruebas he realizado muchas fotografías de las lecturas de glucosa capilar y las he enfrentado con el valor del Dexcom G5, haciendo con muchas de ellas un vídeo igual al que hice en su día con el Guardian Connect. Hay que decir que aunque son mediciones realizadas en situaciones de estabilidad glucémica, a veces hay momentos de hipoglucemia u otras circunstancias que pueden hacer que estos sistemas de MCG no ofrezcan su resultado más exacto, pues todos sabemos que donde mejor funcionan no sólo es en momentos de glucemia estable, sino también en rango de normoglucemia.

Consistencia

Este es el concepto con el que denomino la -llamémosle- regularidad de un medidor continuo en sus mediciones sensor tras sensor. Algo que en el caso del Dexcom G5 es muy alta y por tanto, correctísima. No he encontrado sensores con valores que se salgan de lo que ofrecía el anterior y por tanto en este apartado Dexcom tiene buena nota, como ya la tenía en este mismo aspecto con su G4, actualmente aún disponible en el mercado. Pero otro aspecto de consistencia es entre las mediciones consecutivas de un mismo sensor. Y en el caso del G5 se suelen producir pequeños saltos entre una y otra medición. En ocasiones eso dibuja una curva de lineas ligeramente erráticas con saltos inexplicables, como puede verse en la foto. Aunque no es realmente relevante, a mi personalmente no me gusta que me de mediciones con saltos de ese modo. Si una curva está por ejemplo bajando suavemente, de un 100 debería pasar a un 95, y luego un 92, luego un 89… pero el Dexcom G5 pasa de 100 a 95, luego vuelve a 107, luego a 98 y luego sube nuevamente a 90. Esos saltos inexplicables no los he visto nunca en los otros sistemas actualmente disponibles.

Ligeros saltos en la curva de glucemia del Dexcom G5
En algunas ocasiones la curva que dibuja el sensor no es uniforme y sufre de alteraciones sin explicación aparente.

Durabilidad

Uno de los aspectos más conocidos del medidor Dexcom es la capacidad para prolongar la vida de sus sensores. Al final del ciclo de siete días es suficiente con decirle al sistema que se ha puesto otro sensor, y en cuestión de segundos el sistema estará ya haciendo el proceso de iniciación de un nuevo sensor (proceso que dura dos horas aproximadamente), tras lo cual nos pedirá dos glucemias capilares para calibrar el sistema. Posteriormente tan sólo es necesaria una calibración cada doce horas. Algo que me gusta del Dexcom G5  es que cuando toca calibrar no te deja desde ese momento sin mediciones, cosa que sí hace el Enlite de Medtronic. Si no calculas bien cuándo toca calibrar o te pilla en situaciones ocupadas, disponer del G5 es una ventaja evidente, ya que no perderás las mediciones a pesar de que te esté pidiendo la calibración.

Pero volviendo a su durabilidad, este es un aspecto que todos sabemos (o deberíamos saber) que está sujeto a bastantes variables personales: técnica de colocación… emplazamiento… sistema inmune… variabilidad glucémica del sujeto… etc etc. Una serie de factores que hacen que un sensor pueda «vivir» por más tiempo. Sin tener información técnica sobre los filamentos de los tres sensores actuales, a simple vista la única diferencia apreciable es la mayor longitud del filamento del Dexcom, pero achacable a que su inserción es en oblicuo, mientras que los demás se insertan en vertical. Sea como sea, parece ser que los materiales de los que está hecho este filamento en el Dexcom son ligeramente diferentes, más biocompatibles y puede que eso repercuta en una menor actividad del sistema inmune a la hora de protegerse del cuerpo extraño que es el sensor insertado, algo que siempre sucede en mayor o menor medida con estos sensores subcutáneos. Otra posible explicación es quizá una mayor cantidad de sustancias reactivas para que la reacción enzimática pueda prolongarse durante más tiempo. De todos es sabido casos de personas que han conseguido estirar un sensor hasta más de 45 días; una auténtica locura. Yo por lo que he podido ver en general con toda la gente con la que hablo, creo que la media de vida de estos sensores viene a ser de entre dos y tres semanas. Yo en mis pruebas he podido disponer de 4 sensores, y estos han sido los resultados de duración:

  • Primer sensor: 12 días. Yo lo despegué involuntariamente por un error al sustituir el adhesivo que lo cubría.
  • Segundo sensor: 15 días.
  • Tercer sensor: 16 días.
  • Cuarto sensor: 16 días.
Curva de glucemia del Dexcom G5
La duración de un sensor está relacionada con una serie de factores fisiológicos y personales: técnica de colocación, lugar de inserción, índice de masa corporal, grasa en la zona, variabilidad glucémica, respuesta del sistema inmune al filamento del sensor…

Como puede verse, en mi caso concreto los sensores me duran sistemáticamente dos períodos completos de vida; dos semanas. Al comenzar la tercera semana y reiniciarlo de nuevo, el sistema ya me ofrece valores erráticos, lagunas en las mediciones y diferencias aleatorias combinando buenas y malas lecturas. Por alguna razón, yo parece que sólo puedo gozar de dos semanas de vida por sensor. Y se ve que es algo bastante sistemático, algo que también sabe mucha gente que lo usa, ya que suele tener una duración media siempre similar. Nuevamente volvemos a circunstancias fisiológicas propias que favorecen o dificultan la extensión de vida de estos sensores. Una prestación que nadie sabe hasta que no lo prueba, y que por tanto hace que sea una incógnita el precio de mantenimiento de este sistema para cada usuario concreto, un aspecto muy importante y que puede variar sensiblemente la balanza hacia este u otro sistema.

[Tweet «Mis pruebas con el medidor continuo de glucosa #DexcomG5 «]

Tamaño

Algo de lo que ya hablé en su día con el sistema G4 y que se ve agravado aún más en el Dexcom G5. El nuevo sistema tiene el mismo zócalo del sensor (el parche que alberga el encaje para el transmisor), pero el transmisor es ahora más grande y protuberante que antes. Eso hace que una vez puesto, el grosor es realmente importante, y sobre todo, poco ergonómico, lo cual hace que las posibilidades de enganchárselo sean más altas. De ahí que casi todo el mundo opte con diversos sistemas (algunos muy ingeniosos) para mantener eso ahí sujeto por todo el tiempo que dure, que en muchos casos es bastante. Ni que decir tiene que un sistema con ese grosor dificulta que puedas llevarlo con comodidad en ciertos lugares del cuerpo. Aunque la zona oficial es el abdomen, a mi particularmente me parece un lugar tremendamente incómodo y sujeto a innumerables pliegues y estiramientos (especialmente si haces deporte), lo cual pone en peligro ese sensor continuamente. Yo mis pruebas las he hecho en abdomen y en los brazos. Pensé en colocármelo en el glúteo o la pierna, pero tras hacer una prueba con un sensor usado dejándolo «presentado» sobre la piel comprobé lo tremendamente incómodo que es tanto en la retaguardia como en la pierna.

Vista de los 3 sensores MCG disponibles en el mercado.
Vista desde arriba del tamaño de los 3 sensores disponibles en el mercado. Tan sólo el Libre (en el centro) lleva incluido el transmisor; los otros dos deben acoplarlo con dos sistemas diferentes.

El tamaño del conjunto sensor-transmisor es no tanto grande en superficie como sobre todo protuberante. Y el problema, al igual que en el caso de Medtronic, está en el transmisor. Mientras que en Medtronic se acopla lateralmente y eso le hace coger más superficie que grosor, en el Dexcom G5 se acopla sobre el sensor, lo cual le hace adquirir grosor y no superficie. En cualquier caso, el zócalo sobre el que se encaja el transmisor es ya grueso de por sí, como puede verse en la imagen anterior con los sensores actualmente disponibles en el mercado.

Transmisor del Dexcom G5
El nuevo transmisor del G5 usa Bluetooth y mejora su comunicación, pero es más grueso que el anterior, algo que solucionarán en la próxima generación.

En la siguiente imagen se puede ver una comparación de tamaño una vez colocado con respecto al FreeStyle Libre:

Dexcom G5 y FreeStyle Libre
Vista de dos sensores colocados: Dexcom G5 y FreeStyle Libre.

Sujección

Otro de los aspectos más importantes y que más preocupan a las personas que usan estos sistemas. El ya comentado tamaño del conjunto sensor-transmisor me llevó a taparlo de manera casi inconsciente en mi primer sensor. Lo hice con un film adhesivo. No lo considero buena idea debido a su gran grosor. Deja una bolsa de aire y no es un parche que puedas dejar medianamente presentable. Y si pinchas la bolsa de aire, entra agua y es peor el remedio que la enfermedad. Además, taparlo cuece el adhesivo original del sensor y hace que se despegue quedando sólo sujeto por el film adhesivo que lo tapa. Nada recomendable. Mi siguiente prueba con el segundo sensor fue dejarlo al aire tal cual. Desnudo. Como Dios (o Dexcom) le trajo al mundo. Haciendo una vida normal (con bastante deporte y muchas duchas) el parche aguantó mejor de lo que pensaba. A pesar de que cuenta con una superficie de tela adhesiva bastante amplia, el paso de los días fue haciendo mella y se iba despegando poco a poco desde los bordes hacia adentro. Y llega un momento en el que no tienes más remedio que intervenir. O bien recortando esa tela del parche original y cubriendo todo con film… o añadiendo un parche con un agujero que libre el transmisor, una solución muy utilizada por mucha gente. Yo decidí no hacer nada para ver cuántos días duraba. Y aguantó. Pero debo recordar que la vida de mi sensor fue de «sólo» 15 días. En cuanto al tercer sensor, decidí también dejarlo al aire tal cual, y al durarme otros 15 días, aguantó justo cuando ya se estaba despegando su parche de tela. El cuarto sensor decidí cubrirlo desde el principio con cinta Rocktape, una cinta kinesiológica utilizada por fisioterapeutas. Recorté un agujero en medio para el transmisor y cubrí por encima del parche para darle más extensión de área pegada. Aguantó bien. Pero no evita el mayor peligro del Dexcom: que te enganches el transmisor en algún sitio y salga despedido debido a su gran grosor, algo que ya han mejorado en la siguiente evolución de este sistema.

[Tweet «La gran ventaja del #DexcomG5 es su mayor dificultad: mantener pegado el sensor»]

En definitiva, su gran ventaja (la duración de sus sensores) diría que es a la vez su mayor dificultad: mantener el sensor pegado a la piel durante tantos días. Algo que requiere supervisión y mimo. Algo así como cuidar de un animalito doméstico o un tamagochi. Todos los días debes cuidar tu parche del Dexcom para que siga ahí pegado… por la cuenta que te tiene de cara a tu bolsillo.

Intersticial no es igual que capilar

De todos es sabido (y si no lo sabes, te lo digo ahora) que la medición continua de estos sistemas se basa en la lectura que hace el sensor en una parte concreta de nuestro cuerpo, fuera de los vasos sanguíneos. Allí también se puede medir la glucemia, pero ésta llega con cierto retraso con respecto a la concentración que tiene en los vasos sanguíneos. Por tanto, suele haber una diferencia entre ambas mediciones, que se suaviza (o incluso iguala) en momentos de estabilidad glucémica. Pero en otras situaciones (como tras una dosis de insulina o en momentos de rápida variabilidad como el deporte), la diferencia entre glucemia capilar e intersticial puede ser grande. Esto hay que conocerlo y entenderlo bien para no tomar decisiones erróneas en nuestras pautas. Por ejemplo, en una hiperglucemia, si nos corregimos con insulina, es probable que al cabo de un rato el medidor continuo siga marcando valores altos mientras que una glucemia capilar podría estar marcando ya valores sensiblemente más bajos al estar actuando ya la insulina. Y lo mismo en una hipoglucemia, donde un medidor continuo puede tardar más en detectar el comienzo de una subida de la glucosa tras haber ingerido HC rápidos. Esta última situación es especialmente delicada y puede inducir a tomar más HC de la cuenta si no chequeas tu glucemia en un sistema capilar. Y aquí es donde el Dexcom G5 tiene el aspecto que menos me ha gustado: su duración excesiva detectando el cambio de tendencia tras una hipoglucemia. El G5 tarda una auténtica eternidad en comenzar a marcar valores ascendentes tras haber ingerido HC, bastante por encima en minutos de sistemas como el Libre o el Enlite. Mientras que yo en sangre puedo estar ya en 100 mg/dl, el G5 sigue mostrándome 45 mg/dl. Esto me ha sucedido de manera sistemática y sin duda es algo que requiere del máximo cuidado por parte de sus usuarios.

Colocación del sensor

Otro de los aspectos tremendamente mejorables del Dexcom (no sólo del G5) es su horrible aplicador. Una especie de jeringuilla extraña que requiere de un movimiento en dos fases para insertar primero la aguja y después extraerla dejando dentro el filamento del sensor. Requiere pericia, habilidad, seguridad, coger un pellizco… en fin, requiere técnica. Y una curva de aprendizaje importante. Algo que no termina ahí, ya que después incluso quitar ese aplicador para dejar sólo puesto el sensor ya es complicado de por sí. Finalmente, enganchar el transmisor es por suerte un proceso sencillo. Pero en conjunto, Dexcom hace mucho tiempo que debería haber lanzado un aplicador al estilo de la competencia, algo que ya tiene listo para su nuevo modelo en Estados Unidos. En resumen, una colocación tremendamente complicada que se torna en virtuosismo si es uno solo quien quiere colocárselo en un área en la que no puedas disponer más de que una mano (brazos, glúteo…).

App

No hay peros que poner. Es simple y tremendamente eficaz. Todo se ve con enorme claridad. Glucemia, tendencia, curva… los valores más importantes y necesarios. En un apartado más escondido, días del sensor, calibración… y otro tipo de datos importantes. Y finalmente, la opción de telemonitorización, algo tremendamente necesario para muchas personas. Al activarla, se autoriza a quien queramos a que acceda a nuestra curva (casi lo mismo que vemos nosotros) mediante la app Dexcom Share. Pero más allá de todo esto, no hay datos, no hay estadísticas. Todos los datos suben a la nube en la plataforma de Dexcom, accesible mediante el programa Clarity (enlace externo), para el que necesitas previamente tener una cuenta de usuario en Dexcom.

Vista de la app de control del G5
La app es sencilla, intuitiva y fácil de usar. Pero para analizar los datos hay que irse a otra plataforma vía web.

Por otro lado, han sido muchos los usuarios que han estado esperando a que la app de gestión estuviera disponible en Android, ya que durante mucho tiempo sólo estaba en iOS. Ahora la app ya está en ambos entornos, pero son muchas las limitaciones que tiene la versión Android relativas a modelos de teléfonos, quedando reducido en la práctica a pocos modelos muy conocidos. Puedes consultar la lista en este enlace de compatibilidad (enlace externo). Si no tienes uno de esos teléfonos, no te funcionará. Yo lo intenté repetidamente con mi teléfono BQ y no hubo manera. Al final tuve que conseguir un iPhone para las pruebas que me cedió Novalab.

Pantalla de hipoglucemia en la app Dexcom G5
Esto es lo que vemos cuando hay hipoglucemia. Los tonos rojos avisan de la situación de alerta.
[Tweet «#DexcomG5 : prueba y conclusiones #diabetESP «]

Clarity, ya disponible en español

Todos los datos del G4 o G5 suben a la nube en la plataforma de Dexcom, accesible mediante el programa Clarity (enlace externo), para el que necesitas previamente tener una cuenta de usuario en Dexcom. Un programa que no estaba disponible hasta ahora, pero hoy mismo tras publicar el post me han comunicado desde Novalab que ya está disponible en España, por lo que he añadido esta información a última hora. Pero durante mis pruebas no tuve aún acceso a Clarity, por lo que utilicé la plataforma Diasend, que sí nos permite mediante un sencillo procedimiento autorizarla para que pueda acceder a nuestros datos y mostrar en dicha plataforma todos los datos del medidor continuo para su análisis.

Clarity, soft de gestión de Dexcom
Ya tenemos por fin disponible el programa de Dexcom, muy moderno e intuitivo.

Clarity es por tanto el programa de gestión de Dexcom, con el que todos los datos captados e introducidos en el G4 o G5 se pueden analizar con todo tipo de estadísticas. Escribo estas líneas tras haber echado un rápido vistazo al programa, pero a priori me ha gustado. Es moderno, muy visual y con informaciones de interés. Tiene muy buen aspecto…

La telemonitorización del Dexcom G5

Esta es una prestación que Dexcom empezó a usar de manera pionera ya en su anterior generación; el G4, pero sólo en Estados Unidos. Pero este último modelo ya la incluye de serie, toda vez que el receptor es el propio smartphone, quien además de recibir nuestros datos del sensor, los sube a la plataforma de Dexcom en la nube. Esto permite dos cosas; la primera tener nuestros datos accesibles en cualquier lugar y en cualquier ordenador. Y la segunda, que otras personas (hasta cinco) puedan acceder en tiempo real a nuestras mediciones. Esto requiere que los invitados (previamente autorizados por nosotros) instalen la app Dexcom Follow, disponible en Android e iOS.

Imagen de la app Dexcom Follow
En la app Follow podemos ver la curva de glucemia y la tendencia, pero se echan en falta algunos datos más.

Yo he podido probar esta prestación de la telemonitorización también durante mis pruebas y estas son mis conclusiones:

  • La app es simple y clara, pero quizá peca de demasiado simple. No ofrece toda la información que tiene la persona con el sensor.
  • He podido detectar demasiadas pérdidas de datos para el invitado. Pero entiendo que hay muchas situaciones en las que puedes no enviar datos debido a una mala señal del emisor o receptor.
  • No dispones de la ayuda de colores en la gráfica de glucemias que tiene por ejemplo el Guardian Connect, muy útil para ver rápidamente hipos o hiper.
  • El sistema de notificaciones y alertas del invitado está integrado en el smartphone mediante notificaciones, algo sensiblemente más cómodo que en el Guardian Connect, que va por SMS.
  • Al tratarse de una app es mucho más cómodo de usar que el Guardian Connect, que es vía web, lo cual es más engorroso y lento. El Connect te obliga a refrescar la pantalla… intrducir la contraseña constantemente…
  • Sólo te permite ver las últimas 24 horas.
  • No se pueden visualizar datos tan importantes como insulina, comidas… que sí se podía en el Guardian Connect.
  • Sería muy útil que el invitado (que son generalmente padres o cuidadores) pudieran anotar algún comentario adicional que permita posteriormente incorporarse a la plataforma y añadir información adicional a la hora de analizar los datos a posteriori.
  • No es algo vital, pero aquí no se visualizan las calibraciones, algo que sí se veía en el Guardian Connect.
  • En general, y a pesar de tener ciertas carencias, esta telemonitorización vía app del Dexcom G5 es sensiblemente más cómoda y sencilla que la de Guardian Connect para muchas personas poco adiestradas en últimas tecnologías, como cuidadores de cierta edad (abuelos de niños, por ejemplo).

Pérdida de datos

Aún recuerdo en mis pruebas con el antiguo Dexcom Seven cómo muchas veces se perdían los datos. Con el G4 no ocurría tanto y ya con el G5 aún menos. La comunicación es bastante buena, aunque hay que decir que cuando la pierde, es muy lento recuperando la conexión, algo que sucede en casi todos los sistemas. Yo he dormido tapando completamente el transmisor y la comunicación no se ha perdido durante la noche salvo algunos momentos en algún día aislado. Pero sabemos que este aspecto puede verse muy afectado por las radiaciones electromagnéticas circundantes, por lo que en determinadas zonas muy saturadas del espacio radioeléctrico, campos magnéticos fuertes o alta electricidad estática, podría haber algún problema, lo cual no sólo afecta a este sistema, sino a todos los que tengan comunicaciones inalámbricas.

Review del Dexcom G5: conclusiones

¿Qué es lo que más me ha gustado de esta última versión de la casa americana? Sin duda, su capacidad para estirar los sensores. Cada día que pasa es dinero ahorrado. El único problema es que a partir de la segunda semana entramos en terreno desconocido. Podría fallarnos en cualquier momento o darnos lecturas que desde luego no podemos tomar en consideración para tomar decisiones de insulina. ¿Y a qué obligar eso? A vigilarse más con las glucemias capilares para ver que todo sigue ok. Ese es el único problema. Pero estirar un sensor tres semanas o un mes supone un ahorro de dinero importantísimo en un equipo que a priori se posiciona como el más caro de los 3 disponibles en España a día de hoy. Pero insisto. El coste anual va a variar mucho o muchísimo dependiendo de cuánto te duren a ti los sensores. No es lo mismo gastar 90 euros al mes que 360. Sin duda, la gran ventaja es esta; poder estirar sensores. Ventaja que por otro lado desaparecerá el día que sea subvencionado por nuestro SNS. Por otro lado, la otra supuesta ventaja del G5 (la exactitud) debo reconocer que yo no la he podido apreciar tanto. Las mediciones han sido correctas, pero en línea con otros sistemas que disponen de un MARD más alto. Eso podría ser tanto un punto positivo para los otros como un punto negativo para el G5. No lo tengo claro aún. Creo que en general, los tres sistemas disponibles son buenos en este aspecto y diría que ninguno destaca más que los demás. Quizá esperaba algo más del Dexcom G5 y algo menos del Enlite, pero todos han demostrado estar en un margen muy similar en la práctica.

Otro punto que quiero resaltar: me ha encantado la documentación impresa que se proporciona en el Dexcom G5. Un manual excelente, acompañado de una no menos buena Guía Rápida, muy bien explicada (me fijo especialmente en estas cosas por deformación profesional) y muy sencilla de entender. Un diez para el manual del Dexcom G5.

Manuales del Dexcom G5
Completísimos manuales y muy bien explicados para adiestrar al usuario en el funcionamiento del G5.
Manuales del Dexcom G5
Una de las cosas que más me han gustado del G5: su completo y bien explicado manual de uso, algo muy necesario para muchas personas que lo desconocen todo sobre la MCG.

¿Cómo es el día a día con el Dexcom G5? Sin duda, con una enorme comodidad y tranquilidad. Sus múltiples alarmas programables permiten no tener que mirar el receptor o el smartphone continuamente. En general, cumple lo que promete y lo hace bien. Y me gusta vivir con él, porque me gusta la medición continua en general.

¿Pero cuál es el precio a pagar por esta calidad de vida? En España Novalab dispone de varias combinaciones de precio, dependiendo de si quieres el receptor o vas a usar el smartphone como receptor. En el primero de los casos el pack completo cuesta 1430€, y si lo quieres sin el receptor serían 990€. Ambos precios serían con IVA incluido e incluyen dos transmisores y cuatro sensores, además de manuales (y el receptor en el paquete más caro, obviamente). Pero hay que tener en cuenta que el transmisor dispone de una batería interna no recargable que obliga a sustituirlo cada 100 días aproximadamente. Y un transmisor cuesta 340€. En cuanto a los sensores, cada uno cuesta 90€. Indicar también que hay un ahorro de dinero por una compra agrupada de sensores, así como por suscripción de un año. Todo se puede consultar directamente con Novalab (enlace externo) en su página web.

Sin duda, espero con ansia la siguiente evolución del Dexcom; el G6, que ya está listo y será lanzado en Estados Unidos en los próximos meses. Un equipo que por desgracia no tendremos en España, donde únicamente podremos acceder a una versión mejorada del G5, que incluirá mejor exactitud… un nuevo y más pequeño transmisor… un buen aplicador de sensores… mejoras importantes para este perfeccionado sistema de medición continua, que sigue mejorándose sin descanso desde aquella primera versión lanzada en 2006. Espero que esta Review del Dexcom G5 te haya resultado útil y tengas más claro cómo funciona este sistema a la hora de decantarte por uno de los tres disponibles a día de hoy en España… tres sistemas que pronto serán cuatro, con la entrada de Eversense. Mientras tanto, Dexcom sigue trabajando sin descanso para continuar evolucionando sus sistemas de un modo fulgurante, además de estableciendo interesantes alianzas con otros productores de hardware de diabetes de cara a conseguir el ansiado páncreas artificial, proyecto en el que Dexcom ya trabaja con otros grandes en este mundo de la diabetes.