¿Dónde está el límite?

Ayer, como no podía ser de otra manera, dediqué un rato por la tarde a ver al irrepetible Nadal en la final de Roland Garros. Y durante la primera mitad del partido, me pareció que levantar de nuevo la copa de los mosqueteros se tornaba a cada minuto más y más complicado. Y pensaba «bueno, ocho trofeos es ya propio de héroes y absolutamente irrepetible». Y me intentaba conformar con esa hazaña a la que parece que ya nos hemos acostumbrado a pesar de ser propia de un ser sobrehumano.

Pero según avanzaba el encuentro y el cansancio empezaba a hacer mella tras varias horas de duros cruces de golpes entre dos maestros del tenis, yo empecé a pensar algo que me suele venir a la cabeza cuando veo estos retos deportivos: ¿hasta dónde podría aguantar una persona con diabetes en esta situación? ¿Y alguien normal como yo? ¿Cuántos minutos sería capaz de aguantar en ese nivel de esfuerzo? ¿Es posible someter al cuerpo de una persona con diabetes a un esfuerzo de esta magnitud y sobre todo, gestionarlo adecuadamente sin sufrir un episodio grave de hipoglucemia? A pesar de que en cierto modo, es natural que la respuesta inicial sea «no», después empiezo a pensar en personas que se empeñan en demostrar cada día que la diabetes no es una limitación, sino un reto, que no existen los límites más allá de nuestro estado físico y que no son los que marca la enfermedad. Que la diabetes no es sino un reto, una marca por batir y la demostración de que ella no te controla, sino al revés. Y es entonces cuando me vienen a la cabeza personas como Jon Karro, Susana Ruiz Mostazo, amigos como Patricia González, Fernando Herrera… o iniciativas como el DT1 Team, con un grupo de personas que demuestran cada día que diabetes tan sólo es parte del acrónimo del logo quen luce en sus camisetas. Personas como Antonio Lledó, que confirman -al igual que demostró ayer Rafael Nadal- que no hay límites, que el esfuerzo puede ser mucho más del que somos capaces de imaginar y que nunca hay que darse por vencido. Ese tipo de espíritu es el que requiere alguien que pretende plantar cara a su diabetes. Con la diabetes sí se puede. Y depende en gran medida de uno mismo.

tampoco hay límites para la diabetes (imagen: http://www.periodistadigital.com)
El coraje, la capacidad de lucha y la tremenda fortaleza mental de Nadal son parte de su éxito.

Nadal demostró ayer que a pesar de que el cuerpo le estaba diciendo «basta», la voluntad, el coraje y la capacidad de lucha pueden vencerlo todo. Felicidades Rafa. Vuelves a demostrar que no hay límites. Y gracias al DT1 Team, que me demuestra que mi diabetes puede permitirme muchas más cosas de las que soy capaz de imaginar. De momento, cada vez que salgo a hacer deporte, me pongo su camiseta y eso me da un empujoncito adicional de motivación…

Oscar López de Briñas Ortega
@oscarbrinas