Freestyle Libre 3, capítulo final… ¿o no?

Érase una vez que se era…

…un sensor que revolucionó el mundo de la diabetes. No sólo por lo rupturista de su propuesta (muy diferente a lo que ya había), sino también por su planteamiento, su simplicidad efectiva, su brillante diseño, su política de precios, su vía de introducción en el mercado y -en gran medida- por su catalogación en una nueva categoría de dispositivo médico inventada por sus creadores. Y gracias a estas y otras muchas decisiones empresariales acertadas, consiguieron que todo el mundo hablara de él. Consiguieron que todo el mundo lo quisiera. Y consiguieron que mucha, mucha gente lo comprara. Desde este momento, la mayoría de las personas con diabetes empezaron a conocer qué era la medición intersticial y empezaron a desear un sensor. Este detalle no es nimio, porque gracias al Freestyle Libre (supongo que ya sabías que hablábamos de este producto en concreto) comenzó en parte un proceso por el que se ha llegado a donde hemos llegado hoy; el nuevo Libre 3. Este pequeño producto espoleó el mercado de tal manera que fue un auténtico impulso para el mundo de la diabetes y la tecnología de medición intersticial. Así lo veo yo desde mi punto de vista. Y eso a pesar de que ya teníamos a gente tan experimentada como Dexcom o Medtronic, que disponían de sensores de medición continua en tiempo real, pero sin la penetración comercial masiva que consiguió el exitoso sensor de Abbott, el cual dio la campanada con su sistema, que curiosamente adoptó un nombre en español, Libre, una palabra con una serie de connotaciones positivas y una acertada decisión estratégica más.

El Gato con Libre
El Libre se ha popularizado hasta límites insospechados (imagen: Almu LM).

Y unos pocos años después, todos volvemos a sorprendernos con algo que si bien esperábamos en algún momento, quizá muchos habían perdido ya la esperanza de que sucediera: y es que el Libre deja de ser Flash y pasa a ser un MCG real. Se culmina así un proceso lleno de decisiones que desde el inicio se tuvieron claras. Y todo este roadmap ha sido clave en su éxito. Al margen de que todos sabemos que hablamos de salud, las empresas del ramo son empresas, aunque a veces muchos lo olvidan. Y su objetivo es por supuesto mejorar la calidad de vida y la salud de la gente, pero ganando dinero obviamente. Y en la historia del Libre ambas cosas se han ido haciendo con una brillante habilidad en un proceso medido desde el principio.

Y una de las decisiones más brillantes en toda esta historia del Libre fue la de crear un sensor con un sistema de lectura por NFC. Tener que escanear el sensor por encima para obtener todas las lecturas almacenadas fue algo novedoso. Pero para quien no se de cuenta, eso les permitió crear un aparato que se posicionaba en una categoría que tuvieron que inventar; la medición «flash». Y esa posición les permitió tomar una serie de decisiones y marcar un camino propio que otros no podían. Un camino que ya estaba marcado. Su final era o debía ser el de convertirse en lo mismo que su competencia: un medidor continuo en tiempo real, pero recorriendo el camino por otra vereda y entrando al final por otra puerta diferente, una que nadie usaba, mientras que en la otra pugnaban varias compañías por introducir sus productos.

El Libre 2; aportando lo que más se necesita

Pero antes que eso, en 2019 llega el primero de los grandes cambios. Tras una mejora en los algoritmos y por tanto en su exactitud (lo cual es ya un gran avance), en 2019 se presenta la segunda generación de este sensor en el que las alarmas son su gran innovación. El Libre 2 permite que las mediciones fuera de rango se comuniquen al usuario mediante alarmas, una de las grandes peticiones de los usuarios del Libre desde siempre. A nivel de innovación, todo ha sido siempre relativamente fácil. La arquitectura del sensor requería simplemente la implementación de la tecnología bluetooth. Aunque conseguir embutirlo en el pequeñísimo sensor no es algo fácil a priori. Porque no olvidemos que el Libre es el sensor más discreto y pequeño de todos los existentes. Pero se consiguió. El Libre 2 avisa al usuario de hiper e hipos para que escanee y vea los valores en su pantalla. Este añadido me parece una de las mejores ideas en toda la historia del Libre por su simplicidad y consecuencias. El aparato sigue siendo un sistema Flash, pero obtiene una de las mayores ventajas de un medidor continuo en real time.

FreeStyle Libre 2
Misma apariencia (casi), pero una gran diferencia; las alarmas (imagen: sugartweaks.de)

Sin embargo, cuando aún muchos no están siquiera disfrutando de este nuevo Libre 2, hemos conocido por una nota de prensa de Abbott que una nueva versión del Libre ha obtenido la marca CE para su comercialización. Y se trata -como ya habrás leído en las redes sociales- del Libre MCG. Del Libre como medidor continuo real. De la última etapa de un proceso brillante que permitió introducir y popularizar la medición intersticial como nunca. ¿Y qué aporta el Libre 3? poco se sabe aún. Pero unos días antes, se presentó otra versión que provocó debate en las redes…

Libre Sense: jugando al despiste

A veces Abbott me recuerda a Red Bull, que podría ser su equivalente en el mundo de la diabetes. La empresa austriaca de la famosa bebida energética son los disruptores en un mercado tradicionalmente asentado y dominado por la bebida de cola de envase rojo. Red Bull entró con una estrategia diferente. Tanto a nivel de posicionamiento del producto como de comunicación. No sólo por los mensajes, sino también por las vías de transmisión. Hoy, Red Bull emana una imagen de transgresora, de innovación. De estar con quienes se arriesgan, con los deportistas extremos, marcando tendencias… en definitiva, ha creado un nuevo nicho y lo sabe mantener. Salvando todas las distancias del mundo porque hablamos de diabetes y de salud, Abbott ha hecho algo que me recuerda a la trayectoria de Red Bull. Su Libre era innovador, rompedor, con decisiones estratégicas innovadoras y dentro de un timeline de mejoras claro y bien diseñado desde el principio. Pero a veces estas empresas disruptoras generan también su debate y cierta polémica, pues es inherente al éxito. Hace unos días Abbott organizó un encuentro de blogueros como han hecho estas empresas farmacéuticas otras veces aprovechando eventos como EASD o ATTD. En esta ocasión el encuentro fue lógicamente virtual. Y en una de las charlas desde Abbott se nos comunicó algo que nos dejó un tanto descolocados: el lanzamiento de un sensor de medición continua de glucosa para deportistas.

Libre Sense
El nuevo Libre Sense es un Freestyle Libre 2 «deslimitado» para ser MCG (imagen: Supersapiens Inc.)

Lo llaman Abbott Libre Sense Sport Glucose Biosensor. Desarrollado por una división de innovación de la compañía independiente totalmente del área de diabetes (algo así como el Área 51 de la compañía), el sensor es en resumen un Freestyle Libre 2 «descapado» y convertido en MCG real. Se acompaña de una app desarrollada por una compañía ajena (Supersapiens) y se va a vender en Europa en los próximos meses en algunos países (España no está entre ellos). La vía de venta es por la web y como características principales, podríamos decir que Libre Sensor es a nivel normativo un simple wearable en toda regla, como lo es una pulsera de actividad o un smartwatch con sensor de pulso. No es un medical device como lo son nuestros aparatos de diabetes, y por tanto no se puede prescribir ni se recomienda gestionar la diabetes con él, al no tener esa aprobación. Asimismo, al destinarse a personas sin diabetes, el rango de glucosa que mide se ha fijado por software entre 50 y 200 mg/dl. Esta es la nota de prensa de Abbott sobre su Libre Sense (enlace externo en inglés) y esta es su web donde se pueden hacer pre-orders (enlace externo en inglés). La presentación de un medidor continuo de glucosa para alguien sin diabetes cuando por entonces las personas con diabetes no tenemos una versión equivalente y tampoco conocíamos nada sobre el Libre 3, me descolocó un poco (incluso me encendió, debo reconocerlo), y se generó revuelo en las redes sociales. Una vez más, Abbott se convertía en tema de conversación y discusión y centro del debate. Llamaban de nuevo la atención sobre el personal en el foro de debate de la actualidad: las redes. Y lo hacían con una decisión que entre los azucarados no se entendió demasiado, como es de suponer ¿Lanzar un medidor continuo a no diabéticos antes que a las propias personas con diabetes? A mi me duró el shock post traumático varios días. Porque aunque ya conocía la existencia del trabajo en el Libre 3, no pensaba que a los pocos días de este sensor para deportistas harían pública la noticia de la marca CE para la siguiente generación del Libre, de la que pronto iremos sabiendo más fechas e informaciones.

El Libre 3.0

Volviendo al asunto realmente interesante (dejo el debate sobre la utilidad y viabilidad del sensor para deportistas porque no nos interesa en este mundillo de la diabetes), la noticia de la aprobación UE para el Libre 3 ha vuelto a poner las orejas de punta a todo el personal. Un sistema de medición continua que ya sabíamos que estaría disponible más pronto que tarde, pues hace tiempo que en este mismo blog hablé de los acuerdos de Abbott con varias compañías de bombas de insulina para suministrarles su sensor y completar el sistema bomba-sensor inteligente. Una de ellas era Bigfoot (artículo de 2018), otra era Tandem (noticia de este mismo año) y la otra es Insulet, creadores de Omnipod, a cuya bomba van a unir en un futuro próximo tanto el sensor Dexcom como el nuevo MCG de Abbott; el Libre 3 (artículo sobre el ATTD de 2020).

Freestyle Libre 3
El nuevo Libre 3 reduce aún más su tamaño y grosor (imagen: Abbott Diabetes Care).

Pero esta noticia del Libre 3 no sólo es importante porque el pequeño sensor se convierte por fin en un medidor continuo real, sino porque además mejora lo ya conocido, al reducir el tamaño de una manera importante debido probablemente (y esto es una suposición porque no está confirmado) a la eliminación de la circuitería NFC de contacto próximo para la lectura de los datos. La cual pasa a ser sustituída únicamente por la vía inalámbrica bluetooth de bajo consumo. Si el Libre era ya el sensor más pequeño, discreto, cómodo y con una puesta en marcha sencilla, efectiva e intuitiva, ahora se reduce aún más en tamaño. Con grosor y diámetro más pequeño, se reduce por tanto también el aplicador, que pasa a ser en una sola pieza y con un único movimiento para la colocación. Aún más fácil si cabe. Ahorro de tamaño en sensor y aplicador, y ahorro de plásticos y desechos. Y por supuesto su packaging (envase), que también reduce tamaño y cartón utilizado. Siempre me ha parecido genial y sobre todo práctica la idea de un sensor todo en uno como la del Libre (siempre que se recicle convenientemente el sensor, otro tema de debate interesante). Sensor, batería y transmisor en un único objeto desechable y compacto. Sin cargas por un lado de transmisores, sin posibilidades de error, sin procesos complejos que induzcan a error. El Libre sigue y seguirá por tanto siendo brillante en su planteamiento, algo que por cierto quieren seguir otras compañías del ramo, como Dexcom con su siguiente generación, que por fin parece escuchar a sus usuarios (o a los tiempos y tendencias) y prescinde de la necesidad de ir cambiando transmisores. Y Medtronic, que hará lo propio en su Guardian Sensor 4. Dos productos que también lanzarán en su próxima generación un sensor all-in-one que incluye el filamento y el transmisor, todo desechable.

Ahora sólo queda esperar. Cuando aún en España se está empezando a producir la sustitución del Libre 1 por el 2, ya sabemos que el lanzamiento mundial del 3 es sólo cuestión de unos pocos meses. ¿Pero dónde y cómo? Porque no debemos olvidar que el 1 y el 2 seguían siendo Flash, por lo que su sustitución se está pudiendo hacer de modo transparente para el paciente allá donde estaba financiado (al menos así ha sido en España). Pero no tiene porqué ser así con el 3, cuya tipología de producto ya no es la misma. Por tanto, aún no sabemos de qué manera irá entrando en nuestro sistema sanitario español ni en el de los demás países. Como tampoco sabemos de qué modo y a qué velocidad irá llegando a todos los territorios, tanto de la UE como extracomunitarios.

Hace ya un lustro desde mi visita a Berlin con motivo del DX, un encuentro organizado por Abbott que desde entonces han ido repitiendo cada año y reuniendo a blogueros vinculados a la diabetes como yo. En aquella ocasión tuve la suerte de poder charlar con Jared Watkin, el actual Vice Presidente Senior de Abbott Diabetes Care. Y en ella le di mi opinión del nuevo Freestyle Libre, que estaba recién salido al mercado. Yo le comenté algo que obviamente él y su empresa ya tenían más que claro: que me parecía un invento muy bien pensado por su escalabilidad. Tuve claro desde el minuto uno que el Libre presentaba muchas posibilidades a futuro. Y lo dije cuando volví a casa tras ese viaje y publiqué un post sobre el evento DX en junio de 2015: «…Siempre he dicho que el planteamiento del Libre es a nivel tecnológico y prestacional una especie de versión 1.0 fácilmente escalable…».

¿Qué opinas tú sobre toda esta historia del rompedor sensor redondo que revolucionó a la comunidad de personas con diabetes? Deja tu opinión en un comentario