Año nuevo, vida nueva

Este dicho popular refleja muy bien que en el fondo, para todo el mundo el comienzo de año es como un reset. Una especie de comienzo de curso, un nuevo período, una nueva etapa. Sin darnos cuenta, hemos establecido de manera implícita que cada año debemos tener algo nuevo que ofrecer a nuestras vidas. La rutina es insoportablemente demoledora. Y nuevos retos y objetivos son cosas que nos permiten seguir afrontando nuestra existencia con un poco más alegría. Un año nuevo por tanto, es algo ilusionante, enigmático y motivador. Aunque tan sólo tiene una cosa mala: que serás más viejo. Pero al margen de ese pequeño detalle de ley de vida, cada uno de enero nos ilusiona porque acabamos de dejar atrás un año. Y casi siempre hay cosas que queremos enterrar con él. Comienza un nuevo período y muchas veces tenemos retos o cosas nuevas que queremos o debemos hacer y que siempre posponemos. Y este es el momento. Personalmente, una racha de varios acontecimientos negativos se han ido encadenando en mi vida en los últimos 3 años. Porque los años -además de recuerdos- nos van dejando pérdidas. En mi caso, pérdida de familiares y la pérdida de mi trabajo. Por ello, deseo este próximo año recuperar la senda positiva con buena salud para mi y los míos y con un trabajo estable. Eso es lo que le pido al 2016. Ni más ni menos. Pero el año nuevo he querido comenzarlo con algo más. Algo que tiene relación con el tema de este blog. Tras 29 años con diabetes, me voy a implicar en un nuevo reto como portador de una bomba de insulina. En unos días haré una entrada más extensa sobre ello y podré releerla meses después para ver si me ha cambiado la vida y de qué manera lo ha hecho. De momento, espero que este 2016 me conceda los deseos que le he pedido varias líneas atrás.

Feliz año a todos y todas.

año nuevo vida nueva
Pexels.com