Eversense XL (2ª parte)

Casi me había olvidado ya cuándo me lo puse. Tenía casi como asumido que ese pequeño ingenio de microtecnología permanecería dentro de mi brazo para siempre. Esa es la sensación que tienes cuando tras medio año, llega la hora de quitarse el Eversense XL (enlace externo). Este nuevo sensor de medición continua de glucosa, desarrollado por Senseonics, está comercializado por Roche Diabetes y entre otros países europeos, desde este año se comercializa también en España. Si quieres saber más de él, aquí tienes el post «Eversense 1ª parte» que publiqué tras los tres primeros meses de uso. Por eso hoy no entraré en detalles, sino en mis impresiones generales tras un largo medio año disfrutando de sus prestaciones. Y digo «disfrutando» aposta porque es la sensación que me queda tras usarlo. Un sensor diferente a los demás, que se implanta bajo la piel y tiene un tamaño realmente pequeño, como se puede ver en las imágenes. En este segundo post sobre Eversense me he dedicado a hacer fotos del proceso de extracción, para ilustrar en qué consiste y aclarar algunas dudas que se pregunta mucha gente sobre su colocación y extracción. El sensor es minúsculo, y tanto colocarlo como retirarlo no duele absolutamente nada. Eso es objetivo. Luego ya entran en consideración otras cuestiones que son personales. Yo aquí os contaré cómo ha sido mi experiencia tras medio año con él, qué me ha gustado y qué no, y cómo ha sido la retirada de ese sensor.

Sensor MCG Eversense
Este es el sensor retirado una vez han pasado los seis meses. Cuesta sacarle fotografías sin un objetivo zoom potente, que por supuesto, yo no tengo.
[Tweet «Análisis de #EversenseXL (capítulo final)»]

Eversense es un dispositivo de extremos

El sensor implantable de Senseonics tiene grandísimas ventajas, y a la vez, un némesis oculto entre esas ventajas. Me explico. La gran exactitud que ha demostrado es su gran prestación estrella. Y para conseguirla, utiliza un sistema de medición diferente a lo ya conocido. Pero ese sensor debe estar implantado bajo la piel en una intervención que, si bien es ambulatoria, pone los pelos de punta a más de uno. Y este es su punto más controvertido; su mayor handicap. La parte «negativa», por llamarlo de alguna manera. Es cierto que la intervención es indolora y muy sencilla, si todo va bien. Lógicamente, hay casos en los que o no se ha podido colocar con facilidad y ha tomado más tiempo de lo normal… o en su extracción ha habido dificultades para sacarlo, teniendo en algún caso de realizar una incisión adicional que hubo que suturar después. En definitiva, que el procedimiento de inserción y extracción (sobre todo la extracción) es variable en dificultad e imprevistos. Creo que su conveniencia es -como otras muchas cosas en la vida- una balanza que debe poner en un lado nuestras necesidades en la diabetes y en otra los posibles inconvenientes que pueda tener un sistema.

Calibración casi superflua

Su principal cualidad es sin duda alguna la altísima exactitud que ha mostrado sistemáticamente en sus seis meses de vida oficial, durante los cuales he podido simultanearlo con casi todos los que tenemos disponibles en España: FreeStyle Libre, Enlite 2 y Dexcom G6. Como ya dije en el anterior post de Eversense, llevar puestos dos sensores al mismo tiempo en mi cuerpo permitía saber cuál es el que se desviaba cuando ambos daban valores diferentes. Basta con hacerse una glucemia capilar. Y en todas las comparaciones Eversense salía victorioso, excepto con la enésima versión de Dexcom, el G6, cuya exactitud es también superior, como la de Eversense, y ambos iban al unísono en lecturas. Las calibraciones que requiere este sistema (dos al día, que yo realizaba en desayuno y cena) eran innecesarias en el 95% de los casos, porque daba sistemáticamente el mismo valor que el medidor capilar (hablamos por supuesto de momentos de estabilidad glucémica, que es cuando ambos sistemas deben coincidir, y a mayor coincidencia, mejor es el sensor intersticial). Está claro que Eversense va a prescindir de la calibración en cuanto presente los estudios correspondientes para que le certifiquen de tal modo, cualidad que ahora mismo ya disponen tanto el FreeStyle Libre como el Dexcom G6.

LA MINIATURIZACIÓN AL MÁXIMO
El sensor Eversense es tan pequeño que incluso si quieres verlo en detalle debes ayudarte de una lupa. Y si quieres hacerle una foto (como es el caso) ni siquiera la cámara es capaz de enseñar su interior sin recurrir a trucos para ampliar el zoom. A mi me costó hacerle unas fotos y probé de diversas maneras para intentar aumentar más el zoom de la cámara, que era insuficiente. Así que tuve que poner una lupa delante de la cámara del teléfono para poder verlo a un tamaño decente.

Foto detalle Eversense
Eversense es tan pequeño que incluso verlo en detalle en fotografías es complicado.

En esta imagen puede verse cómo por un lado tiene la antena que hace de receptora y emisora de la información, y por el otro toda la electrónica, así como un anillo que libera en dosis mínimas el corticoide anti-inflamatorio que utiliza; acetato de dexametasona.

[Tweet «Review sobre el sistema de medición continua de glucosa #EversenseXL «]

Ventajas de este sistema

Sin ninguna duda, y como ya he repetido, la exactitud es su gran ventaja. Todos queremos disponer de un sistema exacto y que se acerque lo máximo a la glucemia capilar. Si se me permite la broma, diría que aquí Eversense «brilla». Otra gran ventaja es que el sensor lo llevamos «puesto» las 24 horas del día dentro de nuestro brazo, lo cual imposibilita que perdamos -como ocurre en los otros sistemas- un sensor por enganchones con marcos de puertas, despegados por sudor, porque el filamento se ha doblado o entrado mal, por hemorragia… Tampoco tenemos sensores con valores desviados… desde el principio hasta el final funciona igual. Ninguna de estas cuestiones le afecta a Eversense. Si despegamos el transmisor sobre el brazo, el sensor sigue en su sitio y tan sólo debemos volver a pegarlo. Una prestación interesante. Otra más es la de que podemos quitarnos y ponernos el transmisor las veces que queramos. Esto resulta interesante para personas que por diversas razones necesitan quitarse el transmisor por un tiempo… o para personas que son hiper reactivas en su piel. En este caso hay que decir que los adhesivos que lleva este sistema son lógicamente mucho más suaves que los de otros sensores, ya que tan sólo deben funcionar por un único día, tras el cual hay que ponerse otro. Poder dejar descansar el brazo por un tiempo cuando queramos es algo muy de agradecer. Y otra gran ventaja única de este sistema y que no tienen los demás: el dormir apoyado en ese brazo no afecta a las mediciones, algo que sí ocurre (y está documentado) en medidores de filamento. Esto es una grandísima ventaja para personas que necesitan una especial vigilancia nocturna, ya que dormir apoyado sobre un sensor de filamento durante toda la noche puede producir mediciones muy alteradas con respecto a la realidad. Quien necesite vigilar las noches con la máxima seguridad tiene en Eversense XL el mejor aliado al saber que no se distorsionarán las lecturas por mucho que la persona se retuerza en la cama de mil maneras.

Adicionalmente, la ventaja de que el transmisor incorpore vibración permite sobre el papel que podamos saber qué ocurre si no tenemos a mano el smartphone. Pero en la práctica, las vibraciones pasan muy desapercibidas (demasiado ligeras), o son a base de códigos que no sabemos qué significan… tan sólo cuando estás en hipo lo reconoces (3 grupos de 3 zumbidos seguidos). El resto, no sabes qué sucede. Sólo sabes que algo sucede. No tan práctico como parecía en un principio.

Finalmente, decir que la app dispone de algo interesante para muchas personas: los llamados perfiles temporales. Puedes ajustar alertas de bajada o subida… de hipo e hiper… de manera temporal para períodos concretos por alguna razón extraordinaria. En conjunto, un paquete de puntos positivos muy interesante. Y ahora pasemos a lo que no me ha gustado tanto…

Desventajas de este sistema

Comenzaría diciendo que curiosamente, una de sus ventajas es a la vez una desventaja a veces. Un transmisor que podemos quitarnos cuando queramos es una ventaja. Si nos lo arrancan, lo ponemos otra vez y ya está. Es una gran ventaja. Pero también es cierto que en ocasiones, tener que quitarse el transmisor cada día para cargarlo es un incordio, sobre todo esos días que tienes prisa y no llegas a tu destino. Entonces debes optar por salir sin cargarlo y esperar que te mida hasta que llegues a otro sitio en el que puedas poner el transmisor a cargar. Lo más lógico es cargarlo cada mañana al levantarse y darse una ducha sin él. Pero hay muchos otros momentos para hacerlo. Y cada uno debe encontrar el suyo. Pero puntualmente cada día a esa hora debe realizarlo. En definitiva, que no te puedes olvidar de esa nueva rutina diaria con tu sensor. En realidad es un punto positivo para algunos (personas con problemas de piel por los adhesivos) y negativo para otros o en ocasiones puntuales.

Pero el que ya no es tan ligero es lo que yo considero un problema grave: la conectividad. Tiene continuas pérdidas de señal entre el smartphone y el transmisor. Es un auténtico engorro. Y la reconexión a veces es también problemática, hasta el punto de tener que forzar al teléfono para que olvide y borre ese dispositivo asociado y lo encuentre y vincule de nuevo. Las pérdidas de datos son continuas y especialmente problemáticas por las noches, en las que la gran mayoría de ellas no disponía de ninguna lectura hasta que me levantaba y entonces se volcaban todos los datos de la noche al coger otra vez señal. Y aparecían alertas de hipo… de hiper… de todo. ¿Pero de qué sirve un gran sensor si no se comunica bien con la app? He podido probarlo en los dos sistemas operativos (iOS y Android) y aunque diferentes, con ambos he tenido problemas. En el caso del iPhone por ejemplo, la distancia a la que se conecta es muy pequeña. Además, pierde señal constantemente y las noches el teléfono no recoge una sola medición si no lo pones junto a tu almohada. En el caso de Android, las pérdidas también se producen, y aunque muchas noches sí que recoge datos, cuando pierde la conexión, la reconexión es muy lenta y complicada. Sin duda, un trabajo pendiente en este terreno por parte de Senseonics y mal resuelto. Y lo digo así porque no ha sido sólo con un teléfono, sino con dos diferentes… ¡y de diferentes sistemas! tanto iOS como Android han presentado quebraderos de cabeza para conectar el transmisor cada día… o para que no se pierda la conexión… Desesperante. Lo he comentado con varias personas más (no sólo españolas) y han corroborado mi diagnóstico. Senseonics tiene que mejorar este tema.

Aunque he repetido que la exactitud es muy buena, sí que se observa una franja glucémica en la que no atina tanto: las hipoglucemias. Todos sabemos que los medidores intersticiales tienen más problemas para interpretar las glucemias muy altas o muy bajas. Pero Eversense donde más se desvía es en las hipos. Y su tendencia es a caer en demasía, ofreciendo valores más bajos de la realidad. Enseguida te marca un LOW (por debajo de 40) y se queda tan ancho, cuando tú no te encuentras con las sensaciones correspondientes a esa glucemia ni por el forro. Y cuando lo compruebas en capilar, lo corroboras. Numéricamente puede no ser demasiado, pero marca la diferencia a veces entre estar en hipo o no estarlo oficialmente. El LOW aparece con demasiada frecuencia en este aparato, y ver eso en pantalla a muchas personas ya les pone como una moto y les puede hacer sobreactuar. Sobre todo pude cotejarlo cuando me puse simultáneamente el Dexcom G6, que en hipoglucemias ha mejorado su sensibilidad (y se notó), y efectivamente es más preciso que Eversense en esa franja. Este es uno de sus puntos mejorables también.

Por otro lado, el tamaño del transmisor podría ser más pequeño. Lo comenté en el anterior post sobre Eversense que publiqué en octubre. Es posible miniaturizarlo más. Al menos lo bueno que tiene es su forma nada protuberante, que dificulta los enganchones.

[Tweet «Mis conclusiones tras medio año con #EversenseXL «]

Tratando los datos

Todos los datos del sensor se suben en tiempo real a la nube gracias a la app del smartphone y (además de en el propio teléfono) se pueden consultar de dos maneras, tanto en el software de Eversense en www.eversensedms.com como en el soft de análisis de Roche Smart Pix. Este último programa es más completo que el desarrollado por Eversense. Basta con conectar el transmisor del sensor a su cargador al ordenador. El software volcará los datos (en local) y podrás sacar más conclusiones que en el programa EversenseDMS.

Pero volviendo a la app (que es lo más utilizado sin duda), viene a ofrecer lo que ofrece la gran mayoría de apps de los MCG, aunque con un interface un tanto demodé. Y a pesar de que incorpora informes, se limita a mostrar la gráfica del resumen modal semanal marcando media y barras de desviación estándar en cada tramo horario y poco más, como algunas estadísticas básicas y no personalizables. Lejos por ejemplo de los excelentes informes que incorpora la que a mi juicio es la más simple y a la vez completa app de los fabricantes de estos sistemas: la del FreeStyle Libre. Lo que sí me parece reseñable es el hecho de que cuando introduces eventos en la app (se hace tocando la pantalla de la gráfica de glucemias), la hora que te pone por defecto no es la de ese momento. Desde Roche me aclararon que la hora que aparece en la ficha de introducción de evento es la de ese punto de la gráfica que has tocado, pues interpreta que querías introducir un evento en ese punto concreto. Absurdo a todas luces. Lo único que consigues así es meter eventos mal sistemáticamente, ya que no te das cuenta de que la hora que te está poniendo es previa. Por fortuna, las calibraciones sí te las marca en la hora correcta. Algo a mejorar también, aunque un problema menor.

En definitiva, Eversense ofrece no uno ni dos, sino tres entornos de análisis de los datos; uno en el propio smartphone, otro en una plataforma online en tiempo real y otro offline, aunque más completo. Imagino que este exceso de lugares (que es incluso confuso para el usuario, pues Roche también dispone de la plataforma Emminens E-Conecta), se irá centralizando poco a poco en un futuro próximo en un único entorno online (además de la app). Ya que este sistema de medición lleva aún poco tiempo y no se ha terminado de integrar en el ecosistema de Roche, está llamado a ser el sistema MCG que se comunique con la bomba de insulina Insight. Iremos viendo pronto los cambios en este entorno de la multinacional suiza.

La extracción

Capítulo aparte merece la extracción del sensor, algo en lo que yo había pensado mucho, ya que tenía curiosidad por saber en qué condiciones se encontraría un cuerpo extraño tras medio año insertado dentro de mi cuerpo serrano. Como siempre, las condiciones son variables en función de muchos factores personales, pero yo tendía a pensar que el tubo del sensor quedaría fibrosado (digamos que «enganchado») bajo la piel y que tras ese plazo de tiempo sería complicado sacarlo. Pero no fue así. Aunque es cierto que hay casos en los que sacarlo cuesta más, el mío fue de manual; limpio, fácil y rápido. Tanto yo como mi endocrina concluimos que lo más complicado era localizar bien el sensor para proceder a sujetarlo con la herramienta. Dada la variabilidad a la hora de insertarlo, la extracción también se ve alterada por la inserción previa. No es lo mismo entrar con el sensor completamente paralelo a la piel (sobre el papel lo deseable) que depositarlo con una ligera inclinación. Para evitar eso y extraerlo más fácil, ahora el insertador se ha mejorado y guía al profesional para que se coloque paralelo a la piel sin desviaciones, como se puede ver en la siguiente imagen.

Herramienta insertadora de Eversense
El nuevo insertador permite introducir el sensor en el lugar adecuado y facilitar la extracción posterior. PD: Ese no es mi brazo. El mío es mucho más atractivo. Y tiene más pelo.
[Tweet «Análisis del sistema MCG #EversenseXL «]

Asimismo, puede ocurrir que pasados los seis meses, y a fin de facilitar la extracción, el lugar de incisión no sea el mismo que el que se hizo para la inserción meses atrás. En mi caso el corte fue unos 4 milímetros más arriba que el inicial, algo que no supone ningún problema porque la marca que dejó aquella primera inserción es casi inexistente. De hecho, colocarme el transmisor cada día me era complicado a veces porque no localizaba esa marca -que no cicatriz-. Os reto a que miréis la primera foto que he puesto a continuación del proceso de extracción (donde se ve dibujada la zona a cortar) y localicéis si es que podéis la mini cicatriz de la implantación del sensor realizada en junio. A continuación tenéis todo el proceso en imágenes:

proceso extracción Eversense
Primero se dibuja la zona en la que está el sensor (línea larga), así como la zona de corte (línea corta).
Extracción de Eversense
Tras preparar una zona estéril, se inyecta un anestésico local -como lidocaína- que hace indoloro el proceso. Yo pedí otro anestésico para mi -como un whisky-, pero se negaron en redondo.
Extracción de Eversense
Una vez localizado el sensor por palpación, se sujeta con la mano y se usa la herramienta para extraerlo.
Extracción Eversense
Sin dolor alguno, el sensor sale y el proceso termina. No me sujeto la cabeza porque me encuentre mal, sino porque era la posición más cómoda en la camilla. En ese momento pensaba en la lista de la compra.
Extracción Eversense
Ya sólo queda sujetar el corte y cerrarlo con tiras de aproximación Steri-Strip. Y sí, hay muchas manos en la foto. Eso es porque este sensor despierta mucha expectación entre los profesionales de diabetes. Y las implantaciones y extracciones suelen tener público. Debería haber cobrado una entrada…
Extracción Eversense
Por tiras que no quede. Pero las más importantes (las que cruzan la incisión transversalmente), están colocadas. Parece más aparatoso de lo que es, ya que el corte es realmente pequeño. Técnicamente con una tira bastaría. Pero una vez has abierto el paquete…

En definitiva, fue un proceso absolutamente indoloro, aunque reconozco que puede afectar un poco a personas impresionables, ya que se prepara una zona estéril alrededor del brazo, te pinchan dos o tres veces en la zona con un anestésico… y hay un bisturí de por medio. Y sí, yo soy persona impresionable, y tras la colocación del sensor en junio decidí que no quería escuchar nada en la extracción, así que esta vez me llevé unos auriculares. Me puse una lista de Spotify llamada Relax y hala, a distraerme hasta que me tocaron en el brazo para decir que ya estaba quitado. Ciertamente no me enteré y aunque a algunos les impresiona su carácter implantable, creo que su exactitud y las ventajas que proporciona son algo a tener muy en cuenta.

La anécdota

Dudé si contarlo o no, pero al final lo voy a contar porque no es lo mismo decirlo que verlo en imágenes. Por aquí no impresiona nada. Resulta que aunque no fue complicado localizar bien el sensor y acceder a él, una vez lo agarró la doctora con las pinzas y lo sacó, salieron también disparadas unas gotas de sangre, que mancharon la bata de la doctora… la cara… un poco la pared… incluso una le dio en su ojo… En fin, un número, como se suele decir. No fueron más que mínimas gotitas, pero salieron disparadas como con un pulverizador, por lo que consiguieron dispersarse de esa manera por todas partes. El problema fue que al impactar una gota en su ojo, según los protocolos de salud laboral, tanto ella como sobre todo yo, debíamos hacernos inmediatamente una analítica de ciertas enfermedades de riesgo, como VIH, Hepatitis B, C y algo más que no recuerdo muy bien ni qué era. Así que esa misma tarde acudí de nuevo al Hospital para la analítica, que se realizó inmediatamente y cuyos resultados fueron por supuesto negativos. Para mi no fue susto, pero para un sanitario entrar en contacto directo con sangre de un paciente entiendo que no tiene que ser muy tranquilizador. Aunque en este caso ambos (mi endocrino y yo) nos conocemos desde hace años y ella hace mi seguimiento de salud, por lo que sabe qué tengo y qué no tengo, y ve mis analíticas. Pero aún así comprendo que puede generar inquietud entrar en contacto con sangre ajena. Por fortuna, todo quedó en una simple anécdota que alteró un poco el día.

Conclusiones sobre Eversense

Para finalizar, vuelvo al principio del artículo, donde decía que ya me había acostumbrado tanto a llevar puesto este sensor que pensaba que seguiría ahí permanentemente. Esa es la sensación que se tiene cuando llevas puesto un sistema que dura ni más ni menos que medio año. Seis meses está mucho mejor que tres (que era la primera versión que salió), pero a día de hoy tengo mis dudas sobre si haría una incisión en mi brazo varias veces al año para poner y quitar este sensor. Sé que esto es algo muy personal, pero hasta que este sistema no dure un mínimo de un año, yo personalmente creo que no me lo plantearía. Pero también es cierto que mi diabetes es la que es, lo llevo moderadamente bien y este no es el caso de muchas otras personas que por diversas razones, pueden necesitarlo de manera más urgente. Digamos que su balanza no es como la mía. Y de ahí que el análisis de cada persona deba ser diferente y ponderar y valorar las ventajas e inconvenientes de cada sistema disponible a día de hoy.

Comparado con la competencia, medio año de sensor suena genial. Pero paradójicamente, a efectos prácticos… ¿es su longevidad un gran plus comparativo que juegue a su favor? ¿Nos ahorra tiempo? No demasiado, ya que cada día debemos cargar el transmisor y cambiar adhesivos. ¿Ahorra dinero? tampoco, porque de hecho es más caro que otros sistemas intersticiales. Hablamos de 3200€/año*. Así que la duración sólo cuenta si estás en duda de ponértelo. Y de pagártelo tú, claro. Lo cual nos lleva al siguiente punto…

*EL PRECIO SIN IVA Y LA FINANCIACIÓN

El precio anunciado para este sistema es de 3200€/año (más IVA). La Ley General de Publicidad y la de Defensa del Consumidor indican claramente que las empresas deben incluir los precios finales de sus productos o servicios al dirigirse al consumidor. ¿Qué sentido tiene entonces que circule un precio sin impuestos? Sin duda, Eversense ha nacido para ser financiado por el sistema sanitario. Actualmente, si lo quieres debe ser tu Hospital quien lo compre por ti, ya que se requiere una intervención a cargo de profesionales de salud. Y después pagar tú al Hospital el importe de Eversense XL. Nuestro Sistema no prevé contingencias de este tipo a día de hoy. Por eso, el camino más lógico y obvio es que sea una cobertura más de nuestro SNS. Por suerte, el futuro es este y todos estos sistemas acabarán entrando poco a poco de manera gratuita para los sufridos ciudadanos con diabetes, que vemos con esperanza que esto se materialice cuanto antes. De hecho, ya se está haciendo. Y a una velocidad más rápida de lo que muchos pensaban hace no mucho tiempo.

Así pues, su mayor duración lo que ofrece es la ventaja de la estabilidad y la tranquilidad. Una vez que se ajusta, Eversense XL mide igual desde el principio hasta el final. Sin estrés cada vez que te cambias de sensor de filamento: ¿irá bien este? ¿lo habré colocado bien? ¿sangraré como un cerdo el día de la matanza?

[Tweet «¿Quieres saber más sobre #EversenseXL ?»]

Pero al margen de esto, ponerse este sistema implica tener que lidiar con su principal handicap: la intervención de inserción/extracción. Ese creo que es su principal enemigo. Y ahora dura medio año, pero hablamos de un mínimo de 3 incisiones en el brazo (suponiendo que una de ellas se aproveche para meter el siguiente sensor). Este es el aspecto a valorar si estás dispuesto a ello para conseguir llevar uno de los sistemas más exactos que hay y que yo haya probado. Y los he probado todos menos el MCG Medtrum, pero dudo mucho que el sistema chino llegue a este nivel de eficacia. Eversense XL es muy exacto, y la exactitud es el aspecto más importante en un sistema de medición continua. Pero también tiene a día de hoy varias cosas que debe mejorar a fin de ser realmente una alternativa potente al mismo nivel que las demás: la primera que esté financiado (obvio; de hecho creo que ha nacido para ser financiado). La segunda, que solucione su problema de conectividad. La tercera, que mejore su exactitud en hipoglucemias. Y la cuarta (que también es obvia y vendrá a buen seguro en breve) que el sensor dure un año metido en nuestras entrañas. Con esos puntos cubiertos, las cosas pueden tener otro color. Al menos yo, me lo pondría sin dudarlo.

Mención aparte (que dejo para el final) es que hablamos de un sistema que pone y quita un endocrino. Que no ha hecho eso nunca. Y que aunque se le certifique para ello por parte de Senseonics y esté asistido en cada inserción y extracción, es una tarea nueva y bastante alejada de su labor habitual. Irá mejorando su maña conforme vaya poniendo sensores. Pero no se ponen todos los días. Ni se pondrán a corto plazo. Por tanto, poner un sensor significa también que los miedos no sólo los tiene el paciente, sino también el profesional que lo coloca o extrae. Sé que mi endocrino es experto en diabetes, pero no lo es en poner y quitar este sensor. Conmigo se estrenó en esa tarea. Y eso a mi juicio es también un punto flaco a día de hoy. Aunque el paso del tiempo (y si entra en nuestro sistema de salud) puede cambiar este punto. Asimismo, decir que se acaba de autorizar también la intervención de este sistema por parte de personal de enfermería; o sea, educadoras en diabetes.

Eversense XL es un buen sistema. Un sensor diferente con un funcionamiento absolutamente estable, lejos de las variaciones que ofrecen los sistemas de filamento, sujetos a muchas variables personales y ajenas al sensor. De hecho, la gran mayoría de sensores que consideramos «malos» no es por culpa del mismo, sino por alguna de las muchas circunstancias que les pueden afectar. Y Eversense pasa por encima de ese gran problema como Jesucristo sobre las aguas (según dijo Mateo, pero tiene pinta de ser una exageración. Lo de las aguas, no lo de Eversense). Y su exactitud y eficacia es sistemática y regular durante los 180 días de vida. Y eso es una tranquilidad importante. Pero tiene unas -llamémosle- peculiaridades que hacen de él una elección más meditada que cualquier otro sistema ¿Merece la pena sobre los demás? Creo que he arrojado unos cuantos aspectos que te permitirán decidir si es un sistema adecuado para ti o no. Cada persona tenemos unas necesidades, y ahora podemos elegir. El sistema es bueno, funciona muy bien y sin duda me ha sorprendido su exactitud, aún con sus aspectos mejorables ya relatados.

¿Te parece interesante? ¿Qué opinas de un sensor implantable? Una vez leídos los dos post sobre Eversense XL… ¿ha cambiado tu opinión sobre este sistema? Y si eres usuario… ¿Coincides conmigo en algún punto relatado? ¿Qué puedes aportar? Estaré encantado de leer tu aportación en los comentarios.

NOTA: Agradezco a Roche Diabetes Care España que me proporcionó (a solicitud mía) un sistema Eversense XL para que hiciera estas pruebas. No se ha firmado ningún contrato ni compromiso por mi parte para hablar de él en este u otros medios. No se ha pagado por hablar de Eversense XL, y por supuesto no se ha consensuado con Roche Diabetes Care ninguna de las afirmaciones que se han hecho en este o en el anterior post sobre Eversense que he realizado, siendo todo una total aportación personal, sin intervención ajena. Si tienes dudas sobre mis post y colaboraciones, puedes informarte en la política editorial del blog de todos mis contactos, aportaciones y actuaciones que realizo.