El gadget de diabetes preferido por todos

En cualquier película de ciencia ficción suele aparecer siempre algún avance relacionado con la salud. Estamos acostumbrados a ver robots médicos que sanan al protagonista como por arte de magia. O tanques con un enigmático líquido azulado que recuperan la salud a quien se introduce en ellos. O sofisticados robots cirujanos que suturan heridas abiertas con láser como si fuera lo más sencillo del mundo… El cine muestra todas esas cosas porque sencillamente, los humanos las deseamos de manera especialmente intensa. Queremos magia en la Sanidad. Queremos uno de esos tanques de líquido en el que nos metamos y nos recupere de una degenerativa e invalidante artrosis. Queremos una de esas máquinas parecidas a un escáner en la que te pongas un casco con electrodos y te cure un Alzheimer en menos de lo que se tarda en leerse un periódico. Y por supuesto, queremos que un robot quirúrgico de la Alianza Rebelde de Star Wars de la serie 2-1B nos pueda regenerar el páncreas mediante un sencillo, indoloro y rápido procedimiento ambulatorio. Entrar a las nueve y media con diabetes en el centro de salud y salir a las diez y cuarto sin ella. Quiero eso. Por eso disfruto tanto cuando veo esa tecnológica capacidad sanadora en las películas.

Robots médicos: ¿un deseo o un sueño?
Ojalá en un futuro próximo tengamos robots médicos tan apañados como 2-1B (imagen: Disney / Lucasfilm).

Y mientras tanto, en el mundo real, muchos siguen trabajando día a día para intentar emular todos estos prodigios. Disponemos ya de grandes e increíbles avances quirúrgicos y de diagnóstico, pero en el día a día las personas con diabetes seguimos queriendo esa pequeña maravilla que nos permita olvidarnos de la dichosa diabetes; siempre tan absorbente. ¿Y cómo podría ser ese gadget del futuro que todos aplaudiríamos con las orejas? Evidentemente, lo más interesante sería cualquier avance que implique -si no sanar- sí al menos olvidarse de la enfermedad. Y esto pasa hoy día por la terapia celular. Actualmente nuestros científicos llevan años «jugando» con células humanas y las reprograman para hacer otras tareas o para recuperar una función bioquímica dañada. En el caso de la diabetes, sin duda el invento más esperado es el relacionado con algún tipo de implante que permita la producción de insulina y su posterior autoregulación, idéntica a la de un páncreas sano. Pero mientras ese momento se aproxima cada vez más, las mejoras parciales para la diabetes vienen sin duda de todo lo relacionado con tres palabras clave que no suelen citarse demasiado en el mundo profesional (no así entre los pacientes): calidad de vida. ¿Y qué es lo que da a una persona con diabetes calidad de vida? Nuestra Real Academia Española define este término como: «Conjunto de condiciones que contribuyen a hacer la vida agradable, digna y valiosa». Pero el concepto de calidad de vida en diabetes es distinto y cobra un protagonismo total. Tanto que personalmente creo que es lo más importante para la mayoría de la gente con diabetes. Y esta posición de honor me temo que no coincide con lo que piensan otros agentes del entorno de la salud (profesionales, administración sanitaria, o incluso también industria, aunque menos). Y cuando digo «lo más importante» quiero decir que está por encima de todo, incluido el control de la enfermedad. Aquí citaría el «Caso Libre» como yo le llamo (ver cuadro azul más abajo). Sin embargo, ambos conceptos van unidos, ya que los avances tecnológicos no sólo mejoran per se la calidad de vida sino que están asociados también a un potencial mejor control de la diabetes. Por tanto, nuestra particular definición de «calidad de vida» en el diccionario diabético podría ser algo así…

Calidad de vida en diabetes es clave
La importancia de la calidad de vida en diabetes creo que muchos siguen sin tenerla muy clara… (imagen modificada de RAE).
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«EL CASO LIBRE»
En mi particular estadística personal fruto de la observación y del contacto con muchas personas a través de la Red, he concluido que una gran mayoría de los usuarios del FreeStyle Libre lo tienen más por una cuestión de salud mental que de control de su diabetes. La enorme confianza y reducción de ansiedad que produce la medición continuada de glucosa es para gran parte de los usuarios el mayor valor de este tipo de aparatos. Usuarios que en muchos casos (quizá demasiados) no sacan todo el potencial que permite el posterior análisis del big-data que generan (generalmente por falta de formación al respecto). La gran Espada de Damocles que es conocer qué está sucediendo con nuestra glucemia a cada momento es probablemente uno de los mayores generadores de ansiedad en una persona con diabetes. Y por tanto, un medidor continuo permite reducir esa ansiedad y mejorar la calidad de vida de manera sencillamente brutal. Nuevamente calidad de vida, el gran deseo de quienes tienen diabetes…

En diabetes, la calidad de vida es todo aquello que nos facilita las cosas y nos permite dedicar más tiempo a vivir y menos a la enfermedad. Y por extensión, además de facilitar las cosas, puede potencialmente (y en segundo lugar) mejorar el control de la diabetes. Este y no otro es para la gran mayoría de las personas el orden de prioridades en su vida con la mochila de la diabetes. Primero la calidad de vida y después «ya si eso» (como decía aquel) mejorar su diabetes. Porque quitarse la mochila por un día o por unas horas cada día sería algo tan increíblemente extraordinario que difícilmente puede alguien alcanzar a imaginarlo. Como mínimo, una rebaja del peso de esa mochila puede implicar sin duda una más eficaz gestión de la enfermedad y por tanto, unos mejores resultados. No sólo mayor implicación del paciente sino también unas mayores posibilidades de mejora brindadas por la tecnología. Hoy, las cosas son mejores que en el pasado, pero estamos aún lejos de poder quitarnos mucho peso de esa mochila. Quizá la medición continua de glucosa es a día de hoy uno de los mayores reductores de peso de la mochila de la diabetes (especialmente la tipo 1). Considero la medición continua de glucosa una especie de ansiolítico; calma, relaja, reduce el estrés y la ansiedad permanente en la que vive alguien con diabetes que no sabe qué está pasando con su glucemia. Sin embargo, la medición continua de glucosa tiene aún en muchos casos deficiencias en la lectura, demasiadas variables que influyen en su exactitud, unos continuos y engorrosos procedimientos de puesta en marcha… Por eso, a cualquiera le encantaría disponer de un sistema de lectura fiable, no invasivo y fácilmente accesible. Y por eso cuando de vez en cuando sale un producto de «peli de ciencia ficción», a todas las personas con diabetes se les ponen las orejas tiesas como a un conejo que acaba de escuchar un ruido entre la maleza. Pero uno, que ya lleva 31 años con diabetes y conoce un poco sobre las tecnologías necesarias para hacer una buena lectura de glucosa por medios no capilares, no mueve ni una ceja cuando ve que esos bonitos proyectos desaparecen con la misma velocidad a la que aparecieron.

Un reloj que mide de glucosa, el gadget más deseado

Creo poder decir -y sin miedo a equivocarme mucho- que un reloj medidor de glucosa por medios no invasivos sería probablemente a día de hoy el gadget más deseado por millones y millones de personas con diabetes de todo el mundo. Un smartwatch es sencillo, de utilización universal y su uso no requiere un perfil determinado de paciente. Por eso este gadget mágico se convertiría muy probablemente en el objeto de deseo de todas y cada una de las personas con diabetes, por encima de sistemas de infusión… dispositivos de asistencia en cálculos de dosis o de estimación de HC… implantes celulares… todos ellos con unas tipologías más específicas en los candidatos.

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A lo largo de mis ya casi 31 años con diabetes he visto de todo. Quizá me falta ver rayos C brillando cerca de la Puerta de Tannhäuser como el replicante Roy Batty en Blade Runner, pero en cuestiones de diabetes he asistido como espectador a muchas mejoras. Y una de las que siempre ha suscitado mayor interés ha sido la de un reloj que mida la glucosa. Aún recuerdo el famoso Glucowatch, un aparatoso reloj de diseño futurista, pero de precaria eficacia en su lectura de glucosa transdérmica. O el bonito Pendra, del que sólo pudimos ver un prototipo no operativo. Después, a lo largo de todos estos años, han sido varios los proyectos que nos han hecho brillar los ojos, siempre con el mismo final; la decepción. Una de las últimas fue la del smartwatch español ImasD Health, cuyos creadores de la noche a la mañana afirmaron haber vendido el proyecto; un proyecto del que nunca más se supo. Estoy seguro que en muchos casos estos desarrollos se estampan cuando descubren la complicada realidad de medir la glucosa de modo no invasivo para un dispositivo médico que requiere una precisión y exactitud muy alta. Personas con más voluntariedad que conocimientos sobre este proceloso mundo de la medición de glucosa.

Reloj medidor de glucosa Pendra
El atractivo reloj Pendra nos sedujo a todos rápidamente allá por comienzos de siglo. Era incluso bonito y futurista (imagen: Dr. F. Flacke).

Y es que leer la glucemia de manera intersticial es difícil. Y eso puede verse analizando un poco los productos ya existentes en el mercado y su lenta evolución en cuestiones de exactitud. Hoy disponemos de 3 marcas comerciales que ofrecen medidores continuos de glucosa intersticial (insisto en que considero el Libre un medidor continuo porque mide continuamente), pero tan sólo uno de ellos es capaz de ofrecernos una exactitud por debajo del 10% y aprobada para tomar decisiones terapéuticas como único método de diagnóstico. Y eso tras veinte años mejorando su tecnología. Por eso cuando llega un producto más propio de una peli de ciencia ficción que de la realidad, lo primero que hay que hacer es DESCONFIAR. Si grandes en este negocio como Medtronic, Dexcom o Abbott han llegado hasta donde han llegado… ¿es realmente factible que de la noche a la mañana tengamos un reloj medidor de glucosa maravilloso que nos ofrezca la glucemia de manera no invasiva? Pero las ganas son las ganas, y un reloj medidor de glucosa sigue a día de hoy en el trono de los deseos de cualquier persona con diabetes. Y quizá por eso aquel post que hice sobre el reloj que mide la glucosa ImasD Health se convirtió en la entrada con más visitas en la historia de mi blog. Incluso después de haberla actualizado para añadir que aquel proyecto murió de repente, son muchísimas las personas que siguen escribiéndome preguntando por el dichoso reloj, que es (y siempre ha sido, como la mayoría de estos proyectos) casi más una declaración de intenciones que un producto cercano a la realidad, pues rara vez vemos más allá de varios render digitales del producto. Eso sí, todos muy bonitos.

Pero de vez en cuando tenemos otro reloj medidor de glucosa que sustituye la frustración del anterior aborto tecnológico. Tras aquel ImasD Health de origen español, hablé del pretencioso Infravitals que era tan aparentemente maravilloso que resultaba del todo increíble. Un proyecto que recaudó mediante crowdfunding un 145% de su capital solicitado y que a día de hoy tiene a muchas personas muy cabreadas porque no han visto ni un euro de sus aportaciones aunque la empresa ya no exista. Y es que construir un reloj medidor de glucosa de modo no invasivo con tan sólo un sencillo parche de lectura transdérmico no es difícil sino lo siguiente, cono dicen ahora los chavales. Entrar en este mercado de la medición intersticial no es cosa de cuatro días. Por eso llama la atención que estos bonitos relojes aparezcan repente de la noche a la mañana, mientras que multinacionales del sector tardan años en ir perfeccionando sus productos hasta tener lo que hoy conocemos en el mercado; mercado al que se unirá próximamente Roche con dos sistemas de medición continua: uno en su sistema integrado Insight y otro independiente e implantable: Eversense. Y por todo esto, cuando últimamente estoy leyendo a muchas personas emocionadas con el reloj que mide la glucosa (llamado K´Track), uno ya ni siquiera se sorprende ante semejante despliegue tecnológico futurista. Así que veamos qué nos ofrece el enésimo reloj medidor de glucosa, tan maravilloso a priori como todos los demás…

Reloj medidor de glucosa PKVitality
Todos prometen el Santo Grial: lectura fiable, inmediata y no invasiva, pero… (imagen: PKVitality).
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K´Track, el enésimo reloj medidor

La historia se repite, y una vez más un artilugio aparentemente maravilloso nos promete la lectura de glucosa de modo transdérmico e indoloro mediante sensores desechables bajo la parte inferior del reloj con una duración de 30 días cada uno. Una joyita sobre el papel, aunque no sea medición continua sino a demanda cada vez que se pulsa un botón en el reloj. En cualquier caso, su aparente simpleza es seductora. Del mismo modo que lo era aquel primer y lejano Glucowatch, el interesante y atractivo Pendra que vino años después, el Infravitals o el español y ya reciente ImasD Health. Y como tantos otros intentos de conseguir el gadget de película de ciencia ficción. Pero cada aparato que sale es ciertamente más seductor que el anterior. Y por eso genera luego más frustración entre las personas con diabetes. Y llegamos al último desarrollo del que últimamente muchos hablan y me preguntan en las redes. Yo no le hubiera dedicado aún una entrada, pero la he hecho más general sobre este tipo de gadgets tan deseados y así he podido integrar también este aparato que está suscitando tanto interés. Se llama K´Track (enlace externo en inglés), un reloj que mide la glucosa desarrollado por una desconocida empresa francesa llamada PK Vitality, que además es de reciente creación (lo cual en principio siempre resta puntos a la credibilidad de un desarrollo). Sus creadores también afirman disponer de una versión para deportistas que no mide la glucosa intersticial, sino algo muy útil en la práctica deportiva amateur o de competición: el lactato. Esta sustancia es un residuo de un proceso bioquímico producido por la descomposición del glucógeno y cuya acumulación en el cuerpo marca la llegada de cierto umbral de esfuerzo muy utilizado en el entrenamiento de competición. Y para ambos relojes sus creadores han hecho una atractiva web muy sugerente y con un vídeo en alta resolución que pone los dientes largos a cualquiera…

¿Y cómo funciona esta maravilla? El reloj tiene en su parte inferior una cápsula desechable que integra el sensor. Estas cápsulas se sustituyen cada 30 días e incorporan una tecnología patentada por esta empresa denominada SkinTaste. Se trata de microagujas que supuestamente entrarían en contacto con la piel sólo cuando se pulsa el botón de lectura de glucosa en el reloj. Entonces esas agujas absorberían por capilaridad una muestra de líquido intersticial. Que nadie se asuste: hablamos de unas agujas con una longitud menor de medio milímetro. Pero… ¿qué ocurre después? ¿Cómo se produce la lectura? Ni una palabra. Entiendo que por un procedimiento enzimático similar al de los sensores actuales, pero en esta ocasión sería algo así como «in vitro» dentro del reloj y no bajo la piel. Según afirman en la empresa, las microagujas no penetran casi en la piel, por lo que no hay riesgo de dolor ni de sangrado. Asimismo, este dispositivo no requeriría de calibración alguna y pueden realizarse tantas mediciones como se desee en esos treinta días de vida del sensor. Sin duda, demasiado bonito para ser verdad. Y para completar el sistema, las lecturas se envían desde el reloj a una app propietaria (disponible para ambos entornos; Android e iOS), que recoge y tabula todas las mediciones y nos ofrece los clásicos gráficos estándar que ya conocemos. Asimismo, se pueden programar alarmas para que el reloj nos avise de realizar glucemias. Ojo, no avisa cuando tenemos hipo o hiperglucemia, ya que no mide de manera continua la glucosa. Hablamos de un medidor de glucosa intersticial no invasivo, pero con medición a voluntad.

Lógicamente la pregunta lógica e inmediata es ¿es esto fiable? Aunque desde PKVitality no dan casi información sobre esto y se limitan a decir que «es muy exacto», en una nota de prensa he localizado que en test realizados por ellos «el aparato tiene menos de un 8% (comparado con el 11% de otros medidores tradicionales)». Pero ¿este porcentaje es MARD? ¿Comparado a laboratorio o a otros medidores capilares? Falta información…

[Tweet «Reloj medidor de glucosa: ¿ficción o realidad posible?»]

¿K´Track llegará al mercado?

El futuro próximo de este apetitoso gadget diabético es incierto, como lo es siempre que nos referimos a desarrollos tecnológicos que están en fases tempranas. Hablamos de un dispositivo médico, y por tanto se requiere de ensayos clínicos y autorizaciones que aún están por venir y de las que no se sabe aún nada. Pero desde la empresa sí se marcan en cambio un horizonte de comercialización: 2018. Sin duda muy optimistas, cuando aún no parecen tener ni fecha para ensayos clínicos ni autorizaciones de las autoridades sanitarias. Sin embargo parece que K´Track ha estado presente en la prestigiosa feria CES de Las Vegas de este año y ha obtenido reconocimientos en categorías como «tecnología para un mundo mejor» y «tecnologías wearables». Vale. Todo es muy bonito. Más que en una película de Disney. Así que terminemos con lo de siempre: ¿Cuánto cuesta este capricho tan deseable (si es que finalmente sale al mercado)? Desde PKVitality esperan vender K´Track a 149$. Y las cápsulas con el sensor a 99$ cada una. Dando por hecho que se aplicaría una vez más la injusta conversión euro-dólar que tanto nos penaliza (especialmente a países como España), podríamos pensar que estaría disponible por unos 150€ y unos 100€ cada sensor. Ciertamente asequible si lo comparamos con los demás sistemas existentes. Pero tampoco deberíamos compararlo, porque aquí hablamos de medición puntual, no continua. Y eso hace que no sirva para determinadas personas, que requieren de alarmas ante variaciones de glucosa sanguínea. Algo que este bonito reloj medidor de glucosa no puede hacer.

Tanque de recuperación médica aparecido en Star Wars
Sin duda, quiero uno de estos para casa. Te metes un rato y te cura todo (imagen: Disney / Lucasfilm).

En resumen, demasiadas incógnitas para la posible aparición de este molón reloj que mide la glucosa. El que es probablemente el gadget diabético más deseado por todos: un reloj mágico que con sólo pulsar un botón nos diga la glucemia. Algo que nos acercaría más a un futuro de la sanidad que vemos sólo en nuestras películas de ciencia ficción. Pero yo me sigo quedando con el tanque de líquido que recupera tu vitalidad como por arte de magia. Seguro que si Luke Skywalker tuviera diabetes, ese tanque se la curaría en diez minutos. Aunque tengas que meterte con unos ridículos pañales… ¡quiero uno!