El deporte empieza por los pies

Un calzado inadecuado puede convertir el deporte en una actividad más perjudicial que beneficiosa
Un calzado inadecuado puede convertir el deporte en una actividad más perjudicial que beneficiosa

Hoy por la mañana he ido al gimnasio. Tras calentar, me he puesto a hacer lo que más me interesa como diabético que soy: ejercicio cardiovascular. Hoy tocaba correr. Y allí estaba yo, corriendo en esa cinta absurda que me hace sentir como un hámster encerrado en esas ruedas que giran y giran sin parar mientras ellos corren como tontos, sin darse cuenta de que la rueda parará cuando ellos paren. Y en esos ratos en los que subido a la cinta no sabes muy bien cómo entretenerte, procuras tener la mente ocupada para no recordar que correr es muy cansado, que además corres a ninguna parte, y el que corre es el suelo bajo tus pies. Entonces miras a izquierda y derecha, miras por la ventana, buscas algo que pueda hacerte más entretenida la sesión. Y de repente, ha venido a la cinta contigua un chico de unos veintitantos. Sin miramientos ni contemplaciones, se ha puesto a correr tras ajustarse sus auriculares y elegir su canción favorita. Nada de calentar. Nada de estirar, nada de prepararse. Bendita juventud, pensaba yo… Y he aprovechado para entretenerme unos segundos mirándole y no recordar así que mis fuerzas estaban empezando ya a fallar. Le he fisgado de arriba abajo, como mandan los cánones. Y es abajo donde algo me ha llamado la atención: su calzado deportivo. Si es que se le podía llamar así, porque ese calzado era de todo, menos adecuado para la práctica del running.

Es una figura muy conocida y criticada por todos la de quien decide animarse a practicar un poco de deporte y se equipa como si fuera a participar en una competición de altísimo nivel. Siempre nos produce cierta gracia ver a una persona que por ejemplo, empieza a jugar a tenis y lleva una raqueta de ultimísima generación hecha con materiales empleados por la NASA para sus lanzaderas espaciales. Pero en el otro extremo tenemos a esas personas (que no son pocas, y siempre me han llamado la atención) que realizan un deporte sin la equipación necesaria y recomendable. Y lo necesario y recomendable es, como mínimo, lo que te permita evitar o minimizar las lesiones, y otorgue las cualidades adecuadas para lo que requiere ese deporte en concreto. Y de entre todo el material necesario, el calzado es primordial. No sólo porque es nuestro punto de contacto con el suelo y nos proporciona apoyo y estabilidad, sino porque de él depende en gran parte el nivel de impacto articular que sufrirán nuestras piernas durante esa actividad. Si tengo que elegir entre el tipo que en su primer día va “full equipe” o el que lleva unas zapatillas de paseo, me quedo con el primero sin dudarlo.

Muchas personas practican deportes con un calzado absolutamente inadecuado. A esas personas supongo que les dará igual saber si su pisada es de tipo pronadora, tienen apoyo adelantado o necesitan un refuerzo adicional en el talón por tener pie cavo. Esas personas tienen todos los boletos para conseguir una bonita y duradera lesión que puede apartarles del deporte durante mucho tiempo (o incluso para siempre). Del mismo modo que nadie dudaría en ir en moto con una gorra, lo mismo debería suceder con el calzado en la práctica deportiva. Hablamos de nuestra salud, y por suerte, la tecnología hoy día nos brinda una altísima calidad y unos estudiados productos para cada tipo de persona. Me canso de ver a gente haciendo deporte con unas zapatillas básicas vendidas en oferta en cabecera de góndola de una tienda de deportes y cuyas prestaciones deportivas no van más allá de ir a paso ligero cuando pierdes el bus. Eso sí, son monísimas para llevar con bermudas en verano.

Sólo en una tienda especializada (o en la consulta del podólogo o traumatólogo) podremos conocer nuestras necesidades de cara a adquirir el calzado deportivo. La biomecánica establece unos parámetros en base a los cuales sabremos qué calzado podemos necesitar. Nuestra pisada puede ser:

–          Pronadora: el pie se tuerce hacia adentro. La presión está en la zona interna del pie.

–          Supinadora: lo contrario al pronador. La pisada carga sobre la parte externa del pie.

–          Neutra: la pisada es estable sin sobrecarga en ninguna zona en concreto.

Pero una vez en movimiento, el tipo de movimiento de las piernas y los pies añaden más características a la pisada. El primer contacto con el suelo puede hacerse con la parte delantera del pie, la central o apoyando primero el talón. Todo esto, unido a características personales como el tipo de deporte que queremos realizar, la superficie por la que se practicará, nuestro peso… determinará un tipo de calzado u otro. Por suerte para nosotros, en el mercado tenemos una variedad casi abrumadora de calzado deportivo, no sólo específicos para los distintos deportes, sino también para cada tipo de pisada y de zancada. Y no hace falta gastarse mucho dinero para tener un calzado adecuado y que nos garantice que practicamos deporte con seguridad. De lo contrario, si no damos importancia al calzado, el impacto en el suelo durante el deporte (que es absorbido inicialmente por nuestro pie) con un calzado inadecuado será mayor en nuestras estructuras musculares y esqueléticas, tendones y ligamentos, pudiéndonos producir lesiones en distintas estructuras corporales.

En definitiva, no dejemos que algo tan sencillo como un calzado inadecuado nos arruine todos los beneficios que buscamos al hacer deporte. Una lesión importante podría complicarnos la actividad física y ésta es necesaria para nuestras glucemias.

¿Y tú, llevas calzado adecuado o eres de los que no da importancia a este tema?

Oscar López de Briñas Ortega
@oscarbrinas

Imagen: www.freeimages.com