Un diabético en «Adán y Eva»

Hay veces que no puedo evitar jugar al «…y si…?». Y lo hago con la diabetes. Hace algún tiempo publiqué una entrada en la que hablaba sobre lo que me da por pensar cuando veo películas catastrofistas y las relaciono con la diabetes (un meteorito sobre la tierra, una guerra global, unos zombies devorahombres…). Siempre pienso lo mismo: ¿Yo podría sobrevivir en esa situación con una diabetes?». Pero otras veces soy más mundano y tan sólo me pregunto: «¿Qué haría yo en esa situación?». Y eso es lo que me vino a la cabeza hace poco tiempo cuando, practicando el deporte nacional del zapping, topé en en canal Cuatro con la mayor degradación que he podido ver hasta la fecha en televisión en todos mis años de vida: «Adán y Eva». Y antes de que os explique qué me viene a la cabeza cuando vi este engend… digo… este programa, dejadme que os ponga en situación por si sois tan afortunados de no haberlo visto nunca.

«Adán y Eva»: ¿Se puede caer más bajo en la televisión?

¿Qué pasaría si una persona con diabetes se presenta al concurso "Adán y Eva"?
¿Qué pensábais, que encontraríais fotos de los concursantes en cueros? Esto es un blog serio, señores y señoras :-D / Foto: Lucas Cranach the Elder [Public domain], via Wikimedia Commons
El concurso no consiste en otra cosa que despelotar a tres personas (que pueden ser dos mujeres y un hombre o al revés) y dejarlos «solos» (junto con el equipo de producción, claro) en una isla supuestamente desierta para que la naturaleza siga su curso y aflore el instinto animal que teóricamente los humanos llevamos dentro. El programa les prepara entornos ad-hoc para que surja la «chispa» (aunque los participantes ya van encendidos desde casa), y el único fin es el de generar parejas a las que al final del programa, la presentadora sentencia con un ridículo «yo os declaro Adán y Eva». Como por lo visto el «edredoning» de Gran Hermano no era suficiente y tardaba demasiado en suceder, en Mediaset pensaron en ir al grano y hacer algo más directo. Y así surgió esta maravilla de la televisión moderna, que según he leído, es una idea holandesa (a los de los países bajos les tenía por gente seria, pero como siempre, hay de todo, igual que aquí).

Está claro que para presentarse a ese engendro, tienes que ser de esas personas que aman a su espejo sobre todas las cosas. Encantados de conocerse, basta un minuto para ver que lo que más les gusta del mundo son ellos mismos. Y por supuesto, tienes que carecer de todo atisbo de dignidad. La misma dignidad ausente de la que adolecen los actuales responsables de Mediaset, propietarios de Cuatro (quien emite este bodrio), una televisión que antes de pasar a formar parte de este emporio mediático, mantenía o gozaba de un halo de cierta calidad en su filosofía, con una grillé programática que podía considerarse digna. Pero su inevitable proceso de «telecinquización» se ha completado. Como en la Metamorfosis de Kafka, Cuatro ya es todo un monstruo hecho y derecho, y forma parte del grupo con la televisión más barriobajera del panorama español y probablemente europeo. Desconozco qué interés tiene un concurso en el que no hay que demostrar ningún mérito, no hay que competir; ni siquiera se sabe qué ganan los concursantes. ¿Qué más da?. Tan sólo jugar con el morbo de ver a alguien desnudo y ver cuánto tarda en encamarse con otro/otra, ambos con un claro aspecto en común; su baja estofa.

«Me gusta tener cultura porque así tienes un tema de conversación»

«Me llama la atención su manera intelectual de pensar». Esta es una de las muchas perlas que soltó una concursante y que quedó fascinada por la intelectualidad del mozo que la pronunció, quizá por decir frases de tanto nivel como «¿Te podrías enamorar de un tío con coco y eso? porque yo soy un tío inteligente». La chica sin duda estaba en lo cierto; él tenía una gran intelectualidad en su manera de pensar. Casi hasta el punto de fundición del núcleo cerebral: «Me gusta tener cultura porque así tienes un tema de conversación», concluía el pretendiente con acierto. No comment. Estas perlas las apuntaba el día que vi este programa, pero mi boli  y mi mano no daba abasto a escribir frases que -como dice Carlos Herrera- «piden mármol», sabedor desde el primer momento de que este bodrio daba para un post. «El hogar está dabuti, ¿sabes? En plan… no sé… en plan que te cagas». Esto lo decía la misma que quedó prendada por la intelectualidad del macho que la buscaba ansioso con ganas de… bueno, de… sí, eso, lo que estás pensando.

[Tweet «- Soy un tío polivalente – Uy, mas matao con esa palabra ¿Qué quiere decir? (Adán y Eva / Cuatro) ¿Esta es la #televisión que nos merecemos?»]

¿Se discriminaría a alguien con diabetes en este programa de Cuatro?

Una vez vistos los antecedentes, y al igual que en las pelis catastróficas, con mi habitual querencia hacia el sinsentido, veía este aborto pergeñado por algún iluminado de Mediaset y pensaba: ¿Cómo sería este programa si se presenta alguien con una bomba de insulina? ¿Dónde y cómo la engancha? ¿Sería discrminado?. Sin duda, no podría participar porque necesitaría algún tipo de cinturón o similar que la mantuviera sujeta en su sitio, y esa «vestimenta» rompería con la idea original del programa de ir absolutamente en cueros. ¿Discriminarían entonces a una persona en base a su enfermedad?. Un asunto curioso e interesante que probablemente nunca sabremos. Pero no podía evitar pensar en ese concurso con un participante con diabetes (especialmente interesante si fuera un «bombero»: «Tengo que ponerme un bolus corrector, que tus halagos intelectuales de antes me han subido la glucemia»… «Espera, no me metas mano aún, que debo comer una fruta, porque el sexo intenso me provocará una hipoglucemia segura en media hora». «¿Hipoquéeee?», contestaría su encelada pareja ante semejante palabro. Sin duda, tener a  alguien con diabetes elevaría el nivel del programa en muchos enteros, con conversaciones que incluirían términos como hipoglucemia, bolus dual, bomba de infusión continua, catéter, hidratos de carbono… Está más que claro que alguien que manejara esos términos eruditos, sería claramente el que enamorara perdidamente a la pareja y se llevaría el gato al agua… o al catre, mejor dicho.

No sé porqué me da por pensar estas estupideces. ¿Qué haría alguien con diabetes en «Adán y Eva»? pues probablemente, si se presenta al programa, sería tan poco ilustrado como los que se presentan ahora mismo, y por tanto, no desentonaría lo más mínimo. Nunca pensé que bodrios del tamaño de «Adán y Eva» podrían hacerme pensar, e incluso ser capaces de generar contenido para hacer una entrada del blog… ¿me estaré idiotizando yo también?

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